El Corazón es uno de esos músculos que todos tenemos y al que, por desgracia, cuidamos menos de lo que deberíamos. Y eso que, como explican desde la Fundación Española del Corazón, cada año mueren 17,5 millones de personas en el mundo por una enfermedad cardiovascular (ECV), que incluye las cardiacas y cerebrovasculares. De hecho, las ECV son la primera causa de muerte en todo el mundo y se estima que la cifra ascienda a 23 millones en el año 2030.
Las enfermedades cardiovasculares superan, en número de muertes al año en el mundo, los fallecidos por cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias. Lo que supone un tercio de la población mundial y que, sobre todo, se concentra en los países con ingresos menores.
No tenemos en cuenta lo importante que es cuidar de nuestro corazón desde edades bien tempranas, ya que, a partir de los 40 años, es necesario recordarlo y practicarlo para garantizar una salud a largo plazo.
Un corazón sano está directamente vinculado con un cerebro sano. Aumentar la circulación, permite que la sangre fluya con más libertad y llegue al cerebro sin coagularse, causante de la mayoría de los ataques cerebrales.
Para hacer hincapié en la importancia que tiene en nuestras vidas, se conmemora mañana, 29 de septiembre, el Día Mundial del Corazón. Con el objetivo de hacer visible la realidad de que debemos introducir pequeños cambios en nuestras vidas, para lograr que ésta sea más saludable, plena y, sobre todo, larga.
Por eso, la Federación Mundial del Corazón (World Heart Federation -WHF-) pide que hagamos una promesa, una a nosotros mismos y que la cumplamos: cocinar y comer de forma más saludable, hacer más ejercicio, animarnos y a nuestro entorno a ser más activos y , sobre todo, decir adiós al tabaco.
Concienciar porque, como recuerda su campaña “Mi Corazón, tu Corazón”, cuidándonos será la única manera de evitar muertes prematuras y cumplir el objetivo de reducir en un 25% la mortalidad precoz por enfermedades cardiovasculares para el año 2025.