La conducción autónoma está dando sus primeros pasos. Estamos en una fase en la que los coches se desplazan solos, pero la tecnología no es tan precisa como para que los pasajeros viajen en su interior a su aire relajadamente. Eso será en la siguiente fase. Los fabricantes BMW y Ford ya han anunciado que empezarán a vender este tipo de vehículos en 2021, aunque al menos los de la compañía norteamericana se destinarán a la entrega de paquetes y el desplazamiento de pasajeros.
Pero esta revolución no se ciñe a los coches particulares. Los transportes colectivos, como el autobús, no quieren quedarse atrás y se han subido al carro de esta tecnología. Los autocares se están probando en siete ciudades de todo el mundo: Sion (Suiza), Jardín de la bahía (Singapur), Trikala (Grecia), Helsinki (Finlandia), Chiba (Japón), California (Estados Unidos) y San Sebastián en nuestro país. En esta última, las pruebas comenzaron el pasado abril y terminaron en julio, dentro del proyecto europeo CityMobil2, que se desarrolla en distintos lugares de Europa. Orientados al transporte urbano, los prototipos admiten hasta a diez pasajeros. Para recorrer los diez kilómetros con diez paradas fue necesaria la adaptación de las vías.
La idea del transporte público autónomo también se ha extendido a los taxis. Las primeras pruebas con estos vehículos se han hecho este año. Primero en Singapur, con una empresa llamada NuTonomy, y en septiembre con Uber en una experiencia piloto en Pittsburgh. Aunque empresas como Lyft en colaboración con General Motors también sueñan con dar este servicio.
Ambas pruebas han sido satisfactorias, aunque en las dos había una persona en el interior como apoyo al sistema en caso de que fuera necesario. Aunque todavía queda mucho recorrido y obstáculos que superar en la conducción autónoma, se están dando pasos importantes para que en el futuro viajemos en el coche como si fueras en un avión, sin necesidad de estar atentos a la carretera.