Los dividendos de una empresa que cotiza en bolsa son parte de las ganancias de la sociedad que se distribuye periódicamente entre sus accionistas. Invertir en dividendos se entiende como una estrategia que consiste en adquirir acciones de empresas que realizan habitualmente esta práctica. Se trata de una opción que produce beneficios a largo plazo y contempla el riesgo característico de estas operaciones.
Invertir en dividendos, ¿qué implica?
En pocas palabras, y sin ánimo de hacer un análisis técnico profundo, invertir en dividendos implica que, cuando se dé el reparto aumentaremos nuestro beneficio, ya sea en metálico o en acciones. De esta manera, en el siguiente ciclo dispondremos de, al menos, el mismo número de acciones, o bien de más acciones o las mismas acciones y ciertos beneficios. Lo más recomendable, según esta estrategia a largo plazo, es reinvertir los beneficios para aumentar el capital.
Sobre esta tesis hay que tener en cuenta lo siguiente: tratándose de una estrategia a largo plazo debemos ser prudentes y ceñirnos a ella. No es buena idea retirar esos dividendos, o al menos no es tan buena como reinvertirlos para aumentar nuestro capital. Como es lógico, toda operación que implica inversión en bolsa tiene riesgos y podemos terminar con menos capital que el invertido.
Sin embargo, según estudios como el del Instituto CFA en 2016, invertir en empresas que pagan un buen dividendo nos dará, a largo plazo, mayor rentabilidad y menor riesgo. Eso sí, es recomendable enfocarse en empresas que cuenten con un payout entre el 30% y el 60% (payout es el importe total del beneficio que se destina a compensar al accionista), y que tengan buena rentabilidad actual y futura, es decir, hemos de atender a la capacidad de crecimiento futura y la de apreciación del capital.
Un error común y que debemos evitar es invertir en dividendos a corto plazo, es decir, adquirir acciones de una compañía tres o cuatro días antes de que reparta dividendos. ¿Por qué? Cuando una compañía paga dividendos a un accionista, esta cantidad se descuenta automáticamente de su cotización. Sin embargo, a largo plazo nos encontraremos con que hemos ido aumentando nuestro capital de manera paulatina. Si apuramos el corto plazo podemos encontrarnos con que, en realidad, no hemos ganado nada con la operación.