Hace años el número de mujeres que tenía presencia en áreas tradicionalmente concebidas como territorio masculino -por ejemplo la física, las matemáticas o la ingeniería– era muy inferior al de hombres que trabajaban en esas ramas.
Pero, desde hace tiempo, se está viendo y viviendo un incremento en el número de féminas presentes en esas ramas. Es un reflejo de la lucha de las mujeres por cambiar las cosas y ocupar más espacios y el apoyo de las empresas y organizaciones que las buscan y valoran como parte de ese avance en la inclusión y la diversidad.
Actualmente, hay cada vez más mujeres que deciden enfocar su futuro profesional a carreras vinculadas a la ciencia y la tecnología. Son las llamadas mujeres “STEM”, por su acrónimo en inglés de science, technology, engineering y mathematics.
Están ganando peso y ocupando el sitio que les corresponde en el mercado laboral, exigiendo igualdad de oportunidades y poniendo fin a la masculinización de estas carreras científicas. Como explicaba Rita Levi Montalcini, neuróloga italiana, “después de siglos de inactividad las mujeres jóvenes pueden ahora mirar hacia un futuro moldeado por sus propias manos”.
Referentes Históricos
La poca visibilidad que se dio en su día a la mujer STEM dio lugar a una escasez de referentes lo que, unido a los arraigados estereotipos, ha causado que, en las universidades españolas, en ciencias, matemáticas e informática las mujeres representen sólo el 30% y en ingeniería, el 23%. De acuerdo con un estudio realizado por la ONU entre estudiantes de 14 países, hay tan solo un 18% de probabilidades de que las mujeres terminen una licenciatura en ciencia y un 2% de que obtengan un doctorado.
Aún así, algunas mujeres STEM ganaron relevancia internacional y se han convertido en ejemplo para al resto de las que quieren desarrollarse profesionalmente en este campo. Es el caso de la física y química Marie Curie o la bióloga y oceanógrafa Josefina Castellví, referentes históricos asentados.
Como ha afirmado la astrofísica Jocelyn Bell, “además de referentes como la Nobel Marie Curie, la sociedad necesita modelos normales, cotidianos, para generar vocaciones científicas en las niñas” y así reducir una brecha de género más que manifiesta y evitar que parte del talento femenino se pierda como consecuencia de las influencias culturales y sociales.
Interesante artículo, no obstante hay una paradoja curiosa. Cuanto mayor es la igualdad entre géneros en una sociedad, mayor diferencia diferencia se observa entre hombres y mujeres a la hora de elegir carreras. En números, hay porcentualmente más mujeres estudiando Ingeniería Informática en Saudi Arabia (oficialmente un 45%) que en Suecia (un 15%). Las mujeres en un entorno de libertad y bienestar prefieren elegir carreras con más contacto humano, son más empáticas. Sin negar la importancia de las mujeres en las ciencias (indudablemente dan equilibrio y aportan muchas cosas que los hombres no pueden dar), creo importante precisamente dar esa libertad para elegir y que la elección de una carrera no se convierta en una “imposición” como parece que se está convirtiéndo. Lo importante es que las personas se realicen y que la sociedad prospere, no que se cumplan porcentajes o cuotas absurdas impuestas de forma artificial por “ideologías”.