Si uno busca «conducción autónoma» se va a encontrar con una mayoría aplastante de artículos, vídeos, referencias y fotografías a coches autónomos. Pero, en realidad, la conducción autónoma va mucho más allá del coche particular y abarca una gran cantidad de vehículos diferentes, pensados principalmente para servicios. Existe vida más allá del coche autónomo, y a continuación repasaremos las iniciativas más interesantes.
La furgoneta de reparto que lleva un dron para la última milla
Automatizar tareas o trabajos fácilmente «programables» es una de las principales ventajas de la tecnología de guiado autónomo. En el fondo, como concepto, un vehículo autónomo es un robot con muchas capacidades de interacción con su entorno, capaz de tomar decisiones que afectan al resultado final (tomar un desvío, por ejemplo).
Ya existen proyectos para resolver el transporte de paquetería con vehículos autónomos apoyados por drones que, habiendo llegado a las cercanías del destino, entregarían el paquete al receptor. Mercedes-Benz tiene en marcha un proyecto así, en fase de concepto, que cubriría ese trabajo con eficiencia y más rápido (en teoría) que con el reparto tradicional:
Una furgoneta de reparto autónoma, cargada con paquetes, se envía por una ruta predeterminada. Al llegar a su primer punto de entrega, la robótica de la camioneta carga un paquete en el contenedor de un dron. El dron luego vuela hacia el destino final del paquete, lo entrega y regresa a la camioneta para cambiar su batería y cargarla para la siguiente entrega. Un sistema así permitiría las entregas en destinos difíciles de alcanzar a pie, pero también podría acelerar las entregas normales al ayudar al trabajador humano.
Motocicletas de reparto autónomas
Una furgoneta es un vehículo voluminoso, y en cierta medida poco manejable en entornos de tráfico denso o lento. Sin embargo, una motocicleta ligera, estrecha y con buena capacidad de maniobra puede ser la solución ideal para el reparto y entrega de paquetes de tamaño reducido. Así lo ven en LastMileRobotics, una empresa tecnológica que trabaja en una solución más viable y eficiente para el reparto.
La idea es simple: «[las motos ] TWILL destacan entre los automóviles, lo que les permite ser vistos como un vehículo más. Pero son más estrechas, por lo que no ocupan un carril completo. Las ruedas grandes les permiten atravesar grietas e incluso negociar bordillos. Su agilidad les permite navegar prácticamente en cualquier lugar donde haya peatones».
Además, el hecho de disponer de tan solo dos ruedas no es impedimento para mantener correctamente el equilibrio en movimiento (como cualquier bicicleta, por ejemplo, que es estable sin necesidad de hacer nada más que pedalear), ni detenida: este robot girará una rueda cuando esté detenido y efectuará micro correcciones para mantener el equilibrio.
DRU, el pequeño robot que te lleva pizza a casa
Dominio’s Pizza lleva unos años desarrollando su solución para el reparto de pizza autónomo. Se trata de DRU, un robot de cuatro ruedas que entrega pizzas a domicilio. Se trata de un vehículo con compartimentos pensados para mantener el pedido del cliente caliente y las bebidas frías mientras viaja a una velocidad segura desde la tienda hasta su destino.
Todos estos ejemplos nos hacen reflexionar acerca del verdadero mercado de la conducción autónoma. Es posible que los coches y demás vehículos de transporte pesado sean más vistosos, más complejos en su desarrollo, y que tengan más impacto en la seguridad de todos en la carretera, pero los pequeños artefactos que nos facilitarán la vida, nos entregarán comida a domicilio o llevarán nuestros pedidos a donde deseemos serán más, en número, de lo que pensamos. Incluso podremos tener un cortacésped autónomo que nos aliviará en esa tediosa tarea las mañanas de domingo.
2 respuestas a Conducción autónoma: lo que nunca imaginaste para su aplicación más moderna