La realidad virtual cuenta cada vez con más adeptos y tiene más usos domésticos o educativos. Desde los videojuegos hasta las aplicaciones educacionales o como herramienta para ayudar a tratar la depresión, entre cientos de opciones, los sistemas de realidad virtual muestran cada vez más potencial.
Hoy es posible aprender idiomas, viajar a lugares y tiempos remotos o ver documentales y películas rodadas en 360º; incluso probarse ropa realista en nuestra propia casa. La industria de la realidad virtual está dando pasos de gigante para crear y distribuir aplicaciones que se salgan de lo habitual. y esto es lo más destacado que verás.
Aprender idiomas con el apoyo de la realidad virtual
Existen varias aplicaciones para aprender idiomas utilizando la realidad virtual. Algunas de ellas se han diseñado como videojuegos, como es el caso de Heromask, una app de realidad virtual que sirve para formarse en casa a la vez que se compite como si de un videojuego se tratase.
La gran ventaja de utilizar realidad virtual para los idiomas está en la inmersión lingüística y sensorial. En estos juegos se ofrece el aprendizaje por descubrimiento, una forma natural de aprender y que, además, suma las características del dispositivo de realidad virtual, que hacen que durante la sesión no haya distracciones gracias a las opciones que dan las gafas de RV y el aislamiento acústico.
Otra alternativa es utilizar estas herramientas como apoyo en una academia de idiomas. Es el caso de The Green Monkey, que utiliza recursos de realidad virtual para conseguir un aprendizaje natural de los conceptos y el vocabulario en cada lengua. Los niños van asimilando conceptos a medida que «pasean» por entornos que atraen su atención (por ejemplo, un «parque jurásico»), aprenden colores, movimientos, advertencias y, en fin, todo el vocabulario que derive de la observación.
Viajar a otros lugares, explorar el fondo del mar o disfrutar de cine inmersivo
La realidad virtual proporciona sensaciones difíciles de igualar por otro medio, una manera de experimentar que, sin llegar a ser física, alcanza un grado muy elevado de fidelidad. Por eso, con aplicaciones como Google Earth VR es posible viajar a otros sitios y explorar lugares remotos. También es posible sumergirse en el océano y descubrir la flora y fauna marinas, vivir sensaciones como la de observar a un gran tiburón blanco desde dentro de una jaula virtual.
El cine y los documentales inmersivos son también terrenos en constante desarrollo. A pesar de que todavía se investiga cuál es la mejor manera de sumergir a los espectadores dentro de una película, hay algunos experimentos interesantes como el del New York Times, que produce algunos de los trabajos de mayor calidad en el campo del video 360.
La realidad virtual es un mercado en auge, y las aplicaciones no se limitan al ocio sino que pueden ayudar a la industria (proporcionando entornos de pruebas virtuales para la fabricación de coches, por ejemplo) o al ejército (para el entrenamiento de los soldados y también para que practiquen con diversos tipos de vehículos).
El gran punto fuerte de la realidad virtual es precisamente esa capacidad de inmersión en un escenario virtual que despierta, a la vez, los sentidos del usuario. Se podría resumir con una sola frase: la realidad virtual no es real, pero casi.