Del 17 de marzo al 15 de mayo se podrá disfrutar de una ambiciosa retrospectiva dedicada a la fotógrafa Julia Margaret Cameron. Una exposición organizada por el Victoria and Albert Museum de Londres con la colaboración de Fundación MAPFRE, que recoge en su sala de exposiciones Bárbara de Braganza en Madrid las piezas de uno de los nombres más importantes e innovadores de la fotografía del siglo XIX.
La obra, está formada por más de 100 fotografías que permitirán adentrarnos en la innovadora mirada de esta artista poco convencional que comenzó su carrera a los 48 años cuando su hija le regaló su primera cámara fotográfica.
Conocida por la intensidad de sus retratos, hizo posar como modelos a sus familiares, sirvientes y amigos, entre los que se encontraban los más importantes poetas, escritores y artistas británicos de su tiempo.
Defensora de la fotografía como arte
Para la fotógrafa primaba lo estético sobre lo técnico, le importaba más la expresión poética que plasmar la realidad. Defensora del papel de la fotografía como arte, Cameron afirmaba: “Aspiro a ennoblecer la fotografía, a darle el tenor y los usos propios de las Bellas Artes, combinando lo real y lo ideal, sin que la devoción por la poesía y la belleza sacrifique en nada la verdad”.
Un desenfoque intencionado
Las fotografías de Julia Margaret Cameron rompen con las reglas establecidas en su época: están deliberadamente desenfocadas y a menudo incluyen imperfecciones, arañazos, manchas y otros rastros del proceso creativo.
La artista incorporó el uso del «flou», un cierto desenfoque intencionado que dota de un halo onírico a los rostros, para dar carácter poético a sus obras. Aunque recibió las críticas de sus contemporáneos que no compartían sus técnicas poco convencionales, fue alabada por la belleza de sus composiciones y por su concepción de la fotografía como forma artística.
La exposición se articula en cinco secciones, se articulan desde el Del primer éxito al South Kensington Museum, donde muestra los primeros pasos de Julia Margaret Cameron en el mundo de la fotografía. Este nombre se debe a que en enero de 1864, tan sólo un mes después de recibir como regalo la cámara, realizó lo que consideraría “su primer éxito”, el retrato de Annie, hija del poeta William Benjamin Philpot.
La segunda de las secciones, Electrizar y sorprender, muestra la evolución en la obra de Cameron quien, a partir de 1865, comienza a trabajar con primeros planos y retratos de mayores dimensiones cuyo mayor interés será captar las emociones de sus modelos. En la sección Sus errores eran sus éxitos muestra cómo lo que en origen sucedería como fruto del aprendizaje y la experimentación se convirtió en un recurso presente a lo largo de toda su producción artística.
Para completar la exposición, una amplia visión de la fotografía en Inglaterra en la época de Cameron a través de la obra de sus contemporáneos, como Edward Fox o John Murray. Esta sección permite observar con mayor nitidez el carácter pionero de la fotografía de Cameron.