
Joan Miró
Le Chant de l’oiseau à la rosée de la lune / El canto del pájaro al rocío de la luna, 1955
Óleo sobre cartón
Tras más de veinte años realizando exposiciones temporales, Fundación MAPFRE acepta el reto de crear el nuevo Espacio Miró en la Sala Fundación MAPFRE Recoletos 23. Este Espacio espera convertirse en un lugar de referencia para el estudio de la obra del artista catalán en Madrid.
La colección nos permite ver a un Miró entusiasta, divertido y hasta feliz en la libertad de un lenguaje que reflexiona sobre su propia pintura, el arte y el devenir del tiempo. Miró nos hipnotiza y nos seduce con un mundo fantástico, personal y auténtico, cuajado de vibrantes manchas negras y habitado por inmensos colores primarios. Miró supo reflejar la elocuencia y el sentimiento en sus composiciones gracias a la capacidad de representar el mundo tangible y material con mensajes llenos de poesía.
La Colección
Está compuesta por 65 obras de Joan Miró, cuatro esculturas y un óleo de Alexander Calder con el que el pintor catalán mantuvo una gran amistad y una especial proximidad artística. Aunque en su mayoría se trata de obras de las últimas décadas, podremos encontrar pinturas de diferentes períodos. De esta manera se puede ver cómo Miró retoma continuamente los mismos temas, reinventándolos y dándoles una nueva vitalidad.
Siguiendo estas pautas, la colección se divide en cinco secciones:
Miró/Calder

Alexander Calder
Portrait of Joan Miró/ Retrato de Joan Miró, c. 1930© Calder Foundation, New York/ represented by Visual Entidad de gestión de Artistas Plásticos (V.E.G.A.P.), Madrid, Spain, 2016.
Joan Miró y el escultor estadounidense Alexander Calder se conocieron en París en diciembre de 1928. Su amistad les unió hasta el punto de que las esculturas de uno, se llegaron a identificar con las formas bidimensionales del otro, en 1936 una famosa publicación señalará: “los Móviles de Calder son como Abstracciones Vivientes de Miró”.
El signo y el gesto
Las Constelaciones de Miró inauguraron un nuevo modo de disponer en el cuadro toda una serie de formas que influyeron en la obra de gran parte de los expresionistas abstractos norteamericanos. Además, el uso de distintos materiales como la arpillera o los lienzos rasgados nos devuelven al ambiente del informalismo que por estos años se estaba desarrollando en Europa.
Mujeres, pájaros, estrellas
Con los años, el vocabulario de signos visuales sufre numerosas revisiones. Los motivos no son nuevos – mujeres-pájaros-estrellas-, pero el pintor los utiliza casi como pretexto para el estudio sobre la propia pintura y la gestualidad. Personaje y pájaros, 1969, muestra como el descubrimiento de la grafía oriental y el grafiti callejero se hace de nuevo presentes.
Las cabezas
A partir de los años sesenta, Miró comenzó a depurar los motivos de sus pinturas. Personnages es el término francés que mejor describe a los monstruos de Miró. Criaturas extrañas, a veces traviesas, otras líricas en las que adivinamos atributos humanos.
Desafío a la pintura
En esta última parte se recoge una serie de obras que se entienden mejor si recordamos la célebre frase según la cual el artista quería «asesinar la pintura». Este asesinato tiene un doble sentido. Por un lado, los materiales de deshecho, las tablillas, las resinas y los pegotes de pintura se convierten en protagonistas. Por otra, compra obras encontradas en mercados populares sobre las que pinta, con un resultado que es una mezcla de ambos artistas.
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