El consumo colaborativo es un fenómeno que ha calado en la sociedad y va a más. Se ha extendido por muy diversos sectores, a pesar de que los más conocidos siguen siendo el de los transportes y el inmobiliario, con Uber, Cabify y Airbnb a la cabeza. También, cómo no, al de los seguros.
Los conocidos como seguros P2P (“peer to peer”) o seguros sociales básicamente consisten en plataformas que ofrecen seguros a los que se adhieren personas con similares intereses (unidos por el mismo tipo de póliza) y, a final de año, se reparte un bono con el dinero que ha sobrado de ese fondo después de pagar todas las reclamaciones.
La plataforma pionera en este terreno es la alemana Friendinsurance. En este caso todos los miembros del grupo tienen el mismo tipo de seguro (pueden elegir hogar, coche y dispositivos electrónicos), aunque luego cada uno es diferente, adaptado al usuario.
Desarrollado por emprendedores rusos, Teambrella es otro de los servicios, el primero basado en el uso de bitcoins. También une a usuarios en grupos, que en vez de pagar una prima periódica, ponen una cantidad determinada en una cartera de bitcoins. Los usuarios se ponen de acuerdo para darse cobertura en todo lo que necesiten, sin intermediarios.
En Reino Unido, otro seguro colaborativo muy conocido es Guevara. Está especializado en automóviles. Los asegurados se unen con otros conductores con perfiles similares. Una parte del dinero se destina a tasas y el resto va a un fondo común, que se reparte, si sobra algo, a final de año.
La propuesta de la estadounidense Lemonade sigue la misma dinámica, solo que los asegurados se adhieren en función de proyectos solidarios a los que quieren destinar los fondos sobrantes. Utiliza el reaseguro para cubrir los casos en que las reclamaciones del grupo exceden lo que queda del fondo.
Las compañías como MAPFRE se adaptan a los cambios en el seguro, mediante técnicas innovdoras y nuevas soluciones aseguradoras que ayuden a responder a las nuevas necesidades de los consumidores y clientes.