Hoy, existen muchos productos financieros, pero uno de los más populares son las cuentas bancarias. Dentro de ellas, una alternativa muy habitual son las cuentas de ahorro (también conocidas como remuneradas), que se diferencian de las cuentas corrientes en que estas últimas no ofrecen ninguna rentabilidad, simplemente facilitan la gestión de los fondos ingresados en ella (domiciliar la nómina y recibos de la luz, gas…, efectuar transferencias o traspasos entre cuentas, emitir cheques, etc.).
Las cuentas de ahorro o remuneradas, como indica su nombre, sí permiten ahorrar y obtener una rentabilidad a través del dinero que se deposita. A cambio de custodiar el dinero, el banco ofrece unos intereses en función de la cantidad y el tiempo que se deja el dinero. Cuanto mayor son estos dos parámetros, mayores serán los beneficios. El titular puede aportar más dinero cuando quiera y disponer de él en todo momento sin que esto conlleve una penalización económica, pero no es posible domiciliar nada ni están asociadas a tarjetas de crédito o débito. Sí que permiten realizar transferencias a otros bancos aunque no siempre, en algunos casos solo traspasos entre cuentas.
Aparte de la rentabilidad y de poder retirar fondos cuando quieras, otra de las ventajas de este producto es que es una inversión sin riesgo, el capital invertido está garantizado. Normalmente ya no suelen cobrar comisiones por administrar o mantener esa cuenta, aunque a veces sí. Siempre debes asegurarte de ello y preguntar bien al banco para que te informe de todos los detalles.
Las denominadas cuentas nómina son una mezcla de las cuentas remuneradas y las cuentas corrientes. Es decir, que al abrir una vas a obtener una rentabilidad (generalmente menor que en una cuenta remunerada) pero, a la vez, es posible operar con los fondos (domiciliaciones, transferencias, cheques…) y asociar tarjetas de crédito y débito.
Normalmente, las cuentas remuneradas están asociadas a una cuenta corriente, así que a veces la entidad bancaria obliga a abrir una cuenta corriente al contratar una cuenta de ahorro.
Estas son las características generales de las cuentas de ahorro. Sin embargo, la oferta entre los distintos bancos es muy variada y pueden ofrecerte una cuenta corriente con una pequeña rentabilidad o una cuenta remunerada en las que puedes vincular una tarjeta de crédito. De ahí la necesidad de informarse bien y comparar la oferta de todas las entidades.
El tipo de interés que debes tener en cuenta para contratar una cuenta remunerada se denominada TAE (Tasa Anual Equivalente o Tasa Anual Efectiva), que se aplica sobre la media mensual, trimestral o anual. Así que no solo debes fijarte en el porcentaje del TAE, sino también en el plazo de tiempo concreto. EL TAE incluye los tipos de interés, los gastos y las comisiones que te cobrarán, por lo que refleja la rentabilidad real. Pero fíjate bien en la letra pequeña, porque puedes tener que pagar otros gastos que no están incluidos en el TAE, como gastos notariales o impuestos.
Foto: Camilo Rueda López