Hecha la ley, hecha la trampa. El uso de las criptomonedas ha dado lugar a un nuevo tipo de ciberataque, el criptojacking, y de ciberdelincuente, el criptojacker. ¿Cómo actúan? Pues se apropian de la CPU (el microprocesador, el cerebro del ordenador) o GPU (unidad de procesamiento de gráficos) de la víctima y de sus recursos informáticos para minar criptomonedas.
Normalmente, los criptojackers entran en el ordenador de un usuario sin autorización a través de un enlace malicioso que llega al correo electrónico (y al pinchar sobre él se descarga el malware). También uno puede descargarlo sin darse cuenta de una página web o de un banner de publicidad. Este virus trabaja en un segundo plano y el usuario ni se entera, solo puede notar que el equipo va más lento. No dañan el PC, simplemente roban recursos de procesamiento de la CPU.
Este tipo de ciber delitos ha aumentado considerablemente. En el último semestre de 2017, una de cada cinco empresas fue víctima del criptojacking, según los datos de la empresa de Seguridad Checkpoint, y todo apunta a que seguirá aumentando.
La empresa de seguridad ESET advierte de que ya se han registrado ataques de criptojaking en las Smart TV, por ser aparatos que está enchufados a la corriente de forma continua. En el smartphone no suele darse porque enseguida se agota la batería, pero tampoco se salvará de este nuevo ataque: “Es probable que comencemos a ver botnets móviles para extraer criptomonedas de forma ilegal, ya que una masa suficiente de smartphones zombis ofrece una gran potencia para minar”, advierte Checkpoint.
Así que a todos los ciberriesgos a los que está expuesta una empresa, ahora se suma otro. Parece que esto es solo el principio.
Foto: Andrew Skudder