Viajar y mantener un estilo de vida saludable es posible. Muchas veces, de vacaciones, ganamos unos kilos, comemos lo que nos apetece y no medimos a rajatabla las calorías, ni seguimos la dieta. Parece misión imposible, pero podemos mantenernos saludables y activos en los momentos de ocio, sin renunciar al placer de viajar y darnos un capricho ocasional. Veamos cómo.
Coger unos kilos de más durante las vacaciones es de lo más normal y, en realidad, no es problema alguno. Si controlamos normalmente nuestra dieta y, durante esos días de vacaciones (y ahora que llega la Navidad, más todavía) nos damos algún capricho no pasa nada. De hecho, lo más probable es que al regresar del descanso podamos eliminar cualquier kilo extra que hayamos cogido sin más que volver a nuestra rutina saludable diaria.
Otra duda frecuente es saber qué hacer si viajamos a un país del que desconocemos lengua y costumbres y tenemos algún tipo de alergia a algún alimento. O bien, si tenemos alguna restricción severa en la dieta. ¿Cómo podemos estar seguros de que no tendremos problemas? La solución es hacerse con una tarjeta que informe de las alergias alimentarias que padecemos, como por ejemplo la que ofrece la Comunidad de Madrid. Con este tipo de documento podemos informar correctamente a los demás de las alergias que sufrimos y así protegernos.
Para muchas personas, el ejercicio físico diario es una necesidad fundamental, pero cuando viajan de vacaciones sienten que no tienen tiempo para ejercitarse con normalidad. Volvemos a repetir que una semana de inactividad, igual que una semana de «saltarse la dieta», no va a afectar negativamente a nuestra salud. Sin embargo, podemos realizar una serie de ejercicios en el hotel o lugar donde nos alojemos fuera de casa, nada más levantarnos, que nos sirvan para empezar el día con energía.
Dormir lo suficiente es fundamental, también de vacaciones. Si vamos a sufrir de jet lag, podemos combatirlo con paseos durante el día, o con siestas cortas para ir aclimatándonos al cambio horario progresivamente.
En esos casos en los que viajamos a países con otro huso horario, sobre todo si es «extremo», podemos prevenir el jet lag. Si viajamos hacia el este, podemos adelantar el sueño progresivamente, acostándonos y levantándonos una hora antes de lo normal; si viajamos hacia el oeste, hacemos lo opuesto. Lo ideal es «practicar» esto durante una semana.
Un último truco para mantenernos saludables: estar lo suficientemente hidratados. Tan simple como lo lees, este consejos puede ayudarnos a prevenir desde la deshidratación hasta el constipado, incluso a paliar los efectos del jet lag.