El sentido del olfato es uno de los más complejos y misteriosos del cuerpo humano y, en general, de todo el reino animal. Nuestros receptores olfativos captan las partículas en suspensión en el aire y, al ser excitados, envían señales eléctricas al cerebro que se interpretan como olores.
Una de las razones por las que no tenemos, aún, robots que puedan oler es que no conocemos los fundamentos de cómo percibimos todos esos compuestos volátiles, ni cómo nuestros cerebros clasifican esa información.
Los perros que detectan enfermedades
Los perros son unos auténticos campeones del olfato. Alexandra Horowitz, de Barnard College, es una estudiosa de este tema y destaca las «increíbles habilidades de detección evidenciadas todos los días por los perros de búsqueda y rescate, detección de narcóticos y explosivos».
Los perros adecuadamente entrenados, por otro lado, pueden detectar el cáncer de próstata con una precisión superior al 90 por ciento y con una alta eficiencia. Las proezas olfativas de los perros son ciertamente impresionantes:
Pero desde principios de la década de 2000, una avalancha de hallazgos ha expandido dramáticamente nuestra percepción de lo que los perros pueden hacer con sus narices. Comenzó cuando los investigadores se dieron cuenta de que los canes pueden oler las etapas tempranas del melanoma. Luego resultó que pueden hacer lo mismo para el cáncer de mama, cáncer de pulmón, cáncer colorrectal y cáncer de ovario.
La gran pregunta es, ¿podemos desarrollar máquinas inteligentes capaces de olfatear? ¿Podemos conseguir esos niveles de detección que rozan lo sobrenatural mediante algoritmos de Olfato Artificial?
La respuesta es muy compleja. Pero sí se están enfocando las investigaciones hacia la nariz electrónica, un dispositivo capaz de detectar olores específicos (no hablamos de una máquina universal, sino diseñada para reconocer un conjunto de olores) como, por ejemplo, los que indican una enfermedad.
Es la tarea que tiene por delante Andreas Mershin, físico y director del laboratorio Label Free Research Group del MIT, junto a Shuguang Zhang. Están entrenando un sistema de inteligencia artificial con un conjunto de datos obtenidos de perros especializados en la detección de enfermedades.
Por el momento, una nariz artificial completamente operativa se antoja como algo lejano, pero los continuos avances en inteligencia artificial, junto a otras técnicas de detección de enfermedades como el tratamiento del Big Data pueden abrir la puerta a una nueva era de oro en el terreno de la salud, de la prevención y del diagnóstico temprano de enfermedades.
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