Dormir es un placer y una necesidad para mantener una buena salud general. En los últimos años han surgido decenas de estudios y controversias acerca de aspectos como la cantidad de horas perfecta para dormir y descansar o cómo se relacionan la falta de sueño con el sobrepeso en niños y adolescentes. Pero, en el fondo, todo depende de cada persona y sus características.
Es importante dormir lo que necesitamos, sin reducir las horas por motivos como exceso de trabajo o para disponer de más tiempo para el ocio ni tampoco dormir demasiado. Si lo acostumbramos bien, nuestro cuerpo será el que determine la cantidad perfecta de horas para nuestro descanso completo.
El sueño es imprescindible (al menos) para tres cosas: para ahorrar energía, para disponer de tiempo en el que nuestras células se recuperen y para ayudarnos a procesar y entender nuestro entorno. Esta última función se encarga de ordenar todo lo que procesamos durante el día, archivar lo irrelevante y «fijar» lo realmente importante. Para los estudiantes, por ejemplo, es fundamental dormir bien tras una sesión intensa de estudio.
Partiendo de la base de que cada persona puede necesitar diferente cantidad de tiempo para descansar bien, hay que decir que no nos podemos restringir a esa cifra. Es decir, si nosotros descansamos realmente bien durmiendo 8 horas diarias, necesitaremos estar en la cama algo más de tiempo que emplearemos en quedarnos dormidos. Así, si necesitamos ocho horas y estamos ocho horas en la cama, es probable que no durmamos más de siete horas y media, y esto, a largo plazo, tiene efecto acumulativo.
¿Cómo podemos saber si descansamos bien o si, en realidad, estamos en un estado de constante privación de sueño? No se puede saber en todos los casos. Si dormimos, por ejemplo, media hora o una hora menos de lo que realmente necesitamos, no seremos conscientes de esa privación del sueño pero estaremos, a largo plazo, más cansados, irritables o estresados. Para responder bien a esa pregunta hemos de conocer, primero, cuánto necesitamos dormir.
Una forma sencilla de lograrlo es aprovechar las vacaciones. Disponer una rutina de sueño cómoda, siempre a la misma hora, y dormir sin despertador, sin nada que nos obligue a interrumpir el sueño. Por utópico que parezca, es la mejor manera de averiguar nuestra necesidad real de sueño, y lo haremos al cabo de unos días. A partir de ahí, deberíamos esforzarnos por mantener ese hábito el resto del año, siempre dándole la importancia que merece.
Conviene recordar estos consejos para dormir mejor cualquier día del año, cosas sencillas que están a nuestro alcance y que contribuyen a preparar mejor el cuerpo y la mente para el descanso. No hay una fórmula matemática para determinar las horas perfectas de sueño para todos, pero sí hay una forma precisa de lograr el descanso que necesitamos.
Una respuesta a La importancia de dormir lo necesario (y cómo conseguirlo)