Las grandes ciudades de todo el mundo tienen una calidad de aire bastante cuestionable, cuando no es directamente peligroso para la salud. Desde Madrid hasta Delhi, Huelva o Helsinki, cualquier ciudad a partir de 500.000 habitantes tiene indicadores de contaminación que se traducen en un aire de mala calidad para sus ciudadanos.
El problema real de la contaminación del aire
Según la OMS, en 2012 más de 6,5 millones de personas fallecieron por problemas derivados de una mala calidad del aire, tanto interior (3,5 millones) como exterior (3 millones). Además, el 92% de la población mundial está expuesta a aire de mala calidad, o más en concreto “vive en lugares donde los niveles de calidad del aire exceden los límites fijados por la OMS”.
Por otro lado, UNICEF indica que “600.000 niños menores de 5 años fallecen cada año por enfermedades causadas, o agravadas por las condiciones del aire en el interior o el exterior, y especialmente en las naciones más pobres”. Por tanto, la contaminación del aire es un tema clave en la salud general y un problema que hay que combatir en las ciudades.
Para hacernos una idea del problema generalizado a nivel mundial sobre contaminación del aire, existe un mapa interactivo muy detallado que, con un código de colores muy expresivo, nos muestra los diferentes niveles de peligro para la salud en cada ciudad relevante del mundo.
Las posibles soluciones a la contaminación del aire
La OMS recomienda una serie de acciones globales para reducir las emisiones contaminantes a la atmósfera, y reducir por tanto la contaminación, el smog o el humo, en resumen, en las ciudades y también en el interior de las casas. Este es un resumen bastante preciso de las mismas:
- Las políticas e inversiones en transporte más eficiente y limpio, en viviendas más eficientes desde el punto de vista energético, en generación limpia de energía y un tratamiento de residuos más eficiente en las ciudades son claves principales para reducir la polución del aire.
- La reducción de las emisiones al aire libre de los sistemas de carbón y biomasa domésticos, de la incineración de residuos agrícolas, de los incendios forestales y ciertas actividades agroforestales (por ejemplo, la producción de carbón vegetal) reducirían las fuentes claves de contaminación atmosférica rural y periurbana en las regiones en desarrollo.
- La reducción de la contaminación atmosférica en el aire libre también reduce las emisiones de CO2 y otros contaminantes de corta duración, como las partículas de carbón negro y el metano, contribuyendo así a la mitigación a corto y largo plazo del cambio climático.
- Además de la contaminación del aire exterior, el humo en el interior es un grave riesgo para la salud de unos 3 mil millones de personas que cocinan y calientan sus hogares con combustibles como biomasa y carbón.
Estas soluciones son generales y globales, y deben aplicarse en todos los ámbitos. Lógicamente, los protagonistas más importantes y capaces de provocar cambios significativos son los gobiernos y la industria. Los gobiernos, incentivando políticas de energía, tratamiento de residuos y transporte eficientes; las industrias aplicando medidas de eficiencia energética, mejorando las cadenas de producción y aplicando medidas de Responsabilidad Social Corporativa sólidas.
Otro tipo de medidas, como las que asumen capitales como París o Madrid, en las que se reduce selectivamente el tráfico en el interior de los núcleos urbanos, no dejan de ser soluciones a corto plazo que sí, mitigan en pocos días los efectos más agudos de la contaminación, pero no suponen una solución sostenible para el problema de fondo.
Más información | OMS