El uso de las redes sociales, como el de los videojuegos, suele estar rodeado de polémica. A las redes sociales se les atribuyen cosas buenas, como el acceso a la información o la eliminación de barreras físicas para acceder al conocimiento, así como que dotan a las personas de la capacidad para informar en primera persona.
Pero, en el otro lado, se afirma que las redes sociales pueden provocar aislamiento social (en el mundo real, por así decirlo), comportamientos compulsivos y todo un sinnúmero de trastornos de la personalidad. ¿Qué hay de cierto en todo esto? ¿Pueden las redes sociales influir en la depresión adolescente?
Un estudio reciente publicado en JAMA Pediatrics apunta a que las redes sociales sí podría influir negativamente en los adolescentes, siendo una probable causa de depresión entre este colectivo. Curiosamente, en el caso de los videojuegos (que siempre están en el punto de mira cuando se dan comportamientos extremos, o violentos) no hay nada de qué preocuparse siempre que se haga un uso correcto de ellos.
En un artículo anterior hablamos sobre cómo la actividad en las redes sociales puede ser un indicador bastante fiable de que sufrimos depresión. En esa ocasión, el quid de la cuestión era el análisis del lenguaje utilizando algoritmos de machine learning.
En este estudio, sin embargo, se analiza cómo puede afectar el tiempo de pantalla en los adolescentes, centrándose en cuatro pantallas diferentes: redes sociales, televisión, videojuegos y ordenador.
Los hallazgos, sin ser totalmente concluyentes a falta de más estudios relacionados, son interesantes porque en ellos se ha encontrado que los incrementos en el tiempo de pantalla se asocian con aumentos en los síntomas depresivos. Los experimentos y mediciones se realizaron con el objetivo de probar las hipótesis explicativas, como son desplazamiento, comparación social ascendente y espirales de refuerzo.
En el estudio se participaron un total de 3.826 adolescentes con una edad media de 12,7 años, y las observaciones se realizaron durante cuatro años. Los participantes comunicaban la cantidad de tiempo diaria que pasaron en plataformas de redes sociales como Facebook o Instagram, el tiempo que jugaron a videojuegos, que vieron televisión y que pasaron frente al ordenador. La cantidad promedio de tiempo en pantallas fue de 6 a 7 horas al día.
De entre las cuatro «pantallas», las redes sociales fueron las que mostraron más efectos negativos sobre la salud mental de los adolescentes, seguidas por la televisión. La razón fundamental: expone a los jóvenes a imágenes que promueven la comparación social ascendente y los hace sentir mal consigo mismos.
La conclusión es sencilla: deben estudiarse más los efectos de las redes sociales, pero, sobre todo, lo que claramente se necesita es una mayor educación en torno al uso inteligente de las redes sociales.