Una manera efectiva de combatir la polución en las ciudades es que no exista circulación de vehículos con motor de combustión. Esto, además de efectivo sería completamente impopular, pero existe una solución bastante razonable y que eliminaría las fuentes más importantes de contaminación, y es impedir la circulación de los elementos más contaminantes del tráfico en las ciudades: los vehículos más antiguos y en peor estado.
En París han hecho este pensamiento una ley, y desde el pasado 1 de julio no se permite la circulación de vehículos antiguos por el centro urbano de la ciudad. En concreto, los coches con fecha de fabricación anterior a 1997 no pueden circular por las calles parisinas.
Cada generación de coches controla mejor las emisiones contaminantes, escándalos aparte, y en comparación a las generaciones anteriores podemos afirmar que las emisiones contaminantes se van reduciendo exponencialmente, como en el caso de la norma Euro6. De esa manera, cuando más atrás en el tiempo nos remontemos, más contaminantes son los coches.
Si a eso añadimos que uno de los factores más determinantes para que un vehículo contamine más o menos es que lleve un mantenimiento correcto de todas sus partes mecánicas, el cóctel que obtenemos es explosivo. Un coche contaminante de por sí, con un mal mantenimiento, con filtros como el de aceite sucios, por ejemplo, es una fuente de polución enorme. Y si nos vamos a medir la polución que genera un vehículo comercial o un camión antiguos…
Sin duda la medida parece dura, extrema quizás, y más si tenemos en cuenta que las multas actuales por romper la norma entre las 8:00 y las 20:00 (de lunes a viernes) son de 35 euros (pero subirán más a final de año). Lo que ocurre es que la polución mata, y la propia Organización Mundial de la Salud alerta de que cada año mueren 12,6 millones de personas por insalubridad medioambiental. En esa «insalubridad» genérica se incluye la polución de las ciudades, o la contaminación del aire en general con 8,2 millones de esas muertes atribuibles a estas causas.
Los números no engañan, y solo en Francia la cifra de fallecimientos debidos a la contaminación del aire se estima en 48.000, una cifra que hace la prohibición descrita una medida en pro de la salud común de la sociedad.
No obstante, el problema más grave lo tendrán las personas sin capacidad para adaptarse a un cambio de vehículo por razones económicas: tendrán que optar por arriesgarse a no ser pillados, o abonar las multas preceptivas a diario, lo cual convertiría su actividad en poco o nada rentable. El problema se agravará en 2020, cuando la edad máxima de los vehículos se fije en 9 años, nada menos.
Vía | Washington Post