Hoy, 16 de marzo, se celebra el Día Mundial del sueño, una fecha que nos invita a recordar lo importante que es descansar de forma adecuada. Y no sólo porque, si no lo hacemos, nos arrastraremos el resto del día, no pararemos de bostezar y seremos incapaces de acertar afrontando las cosas, sino por todo lo que implica para nuestro bienestar y salud el no descansar bien.
Según explica la Sociedad Española del Sueño (SES), actualmente vivimos bajo la influencia de tres tipos de “relojes” o tiempos: el interno, que es el que marca nuestro reloj biológico; el social, ligado a las obligaciones laborales, familiares y sociales; y el ambiental, determinado por el ciclo solar. Lo ideal es que estos tres tiempos estén sincronizados (puedes averiguar si es tu caso con este test desarrollado por el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia) para tener una mejor calidad de vida y evitar el estrés.
Calidad y cantidad
Partiendo de la base de que cada persona tiene un patrón de sueño distinto y necesita más o menos horas para recargar pilas, lo cierto es que es esencial que ese periodo de descanso se traduzca en un sueño de calidad. Solo así nuestro organismo podrá reponer fuerzas para continuar con la forma y el ciclo de vida que nos caracteriza.
Sentir que no llegamos a todo e intentar evitar ese estrés retándole horas al descanso no es la solución. Al revés, es mucho más contraproducente; algo que se evidencia en que la falta de sueño afecta al sistema inmunológico.
Cuando soñamos fijamos conocimientos (esencial cuando estamos estudiando) y recuerdos. Se asientan los procesos de sinapsis de nuestras neuronas, permitiéndonos seguir aprendiendo de forma fácil tras levantarnos al día siguiente. Además, en los niños es muy importante la fase REM que alcanzan mientras duermen, ya que gracias a ella desarrollan habilidades – ligadas al sistema nervioso- vinculadas al aprendizaje y a la creatividad.
Tanto los niños como los mayores que se ven privados de horas de sueño y tienen problemas para dormir, se cansan fácilmente, padecen fatiga, les cambia el carácter, ven afectada su memoria, no se concentran y, a la larga, pueden llegar a padecer enfermedades como el Alzheimer (vinculado a la apnea del sueño) o Déficit de Atención e, incluso, sufrir trastornos de personalidad.
Por todo ello, hagamos nuestro el lema de la SES para esta edición del Día Mundial del Sueño: “Únete al mundo del sueño, conserva tus ritmos para disfrutar de la vida.”