El infarto es una de las causas de muerte más frecuentes entre la población, tanto si hablamos de hombres como de mujeres. De hecho, las enfermedades cardiovasculares representan el 31,2% de las muertes en España, de las cuales la mitad son provocadas por el infarto de miocardio. Por eso, conocer sus síntomas más evidentes nos puede ayudar a acudir urgentemente al hospital.
Es importante conocer el dato de que el 75% de las muertes por infarto se producen durante la hora siguiente a sufrir los síntomas, a sentirnos realmente mal. Además, como comenta el reputado cardiólogo Valentín Fuster, “no existe el concepto de vulnerabilidad y no pensamos que algo así nos pueda ocurrir a nosotros”. Nos confiamos y a lo mejor estamos dando poca importancia a síntomas muy claros.
Hay que decir que estas señales de que algo no va tan bien como debería, deben interpretarse con cuidado. Es posible que detectemos un falso positivo, que nos precipitemos a la hora de acudir al hospital, pero cuando se trata de sospechas acerca de un posible infarto, no creo que haya dudas sobre lo que hay que hacer: acudir al hospital.
Fatiga excesiva, respiración dificultosa
Este síntoma es, aparte de evidente, muy característico de quienes están a las puertas de sufrir un infarto. No quiere decir que cualquier fatiga o dificultad respiratoria nos ponga al borde de la muerte (y en casos de fatiga podemos hablar también de anemia, de astenia primaveral,…), pero si nos fatigamos excesivamente sin causa justificada, más nos vale ser prudentes y acudir al hospital.
Sudoración excesiva… de improviso
Una sudoración excesiva puede ser un síntoma de infarto inminente siempre que no sea algo habitual. Es decir, si alguien padece de hiperhidrosis, o siempre suda mucho cuando hace ejercicio, o cuando el calor aprieta, no tiene por qué significar que vaya a sufrir de infarto. Sin embargo, si de repente notamos sudores fríos sin justificación y tenemos la piel fría, acudamos rápidamente a que nos observen. Pueden ser síntomas de un infarto en los siguientes días.
Problemas digestivos
Es difícil asociar un problema digestivo a un paro cardíaco, la verdad, porque ¿quién no ha tenido “un virus”, o una indigestión, o le ha sentado algo mal y lo ha vomitado? Quizás si la respuesta es “yo, nunca”, sí que me preocuparía en caso de, de repente, sufrir del estómago o tener digestiones nefastas.
El dolor en el pecho
El síntoma por antonomasia, el dolor en el pecho, es algo que no podemos dejar pasar. Hay que mantener la mente fría por si acaso es un dolor provocado por otra cosa, pero si es un dolor contundente y continuo en la zona del pecho, que se puede replicar por las extremidades (más en el lado izquierdo), las señales son de neón, intermitentes y acompañadas de bocina.
Debemos tener en cuenta que el infarto es una causa frecuente de muerte, y por ello es inteligente adoptar un estilo de vida saludable cuanto antes: comer sano, hacer ejercicio suficiente. A veces tenemos la errónea percepción de que se vive más hoy que hace 30 años porque llevamos una vida más sana, pero no es así en general. Volviendo a recoger declaraciones del cirujano Valentín Fuster:
la realidad es que la mayor parte de este incremento de la esperanza de vida se debe sobre todo a intervenciones médicas realizadas con tecnologías muy caras (desfibriladores, by-pass coronarios…). De hecho, hay más obesidad, más hipertensión arterial, más diabetes… Por ejemplo, la causa número uno de mortalidad hoy en día es la hipertensión arterial, que está aumentando debido al estrés y a la obesidad.
Vía | El Confidencial
Foto | Anais Gómez C