La digestión pesada, mala digestión o dispepsia es un trastorno que se caracteriza por ardores, náuseas, hinchazón abdominal, flatulencia y pesadez. Las causas son desconocidas en la mayoría de los casos, aunque uno de los motivos puede ser una comida copiosa, la ingestión de medicamentos que produzcan lesiones en la mucosa gástrica, o bien por motivos psicológicos, como el estrés, la depresión o la ansiedad.
Otras causas frecuentes son un consumo excesivo de alcohol, de cafeína, el tabaquismo, ingerir alimentos muy picantes, muy grasientos, o ingerir grandes cantidades de alimentos en poco tiempo.
Cómo evitar las malas digestiones
Podemos prevenir la mayoría de las digestiones pesadas si seguimos una serie de consejos muy sencillos, la mayor parte de sentido común, por cierto. Hemos de tener en cuenta que puede haber algún caso de dispepsia asociado a alguna causa no relacionada directamente con nuestra alimentación.
Masticar a conciencia
Masticar los alimentos tranquilamente y el tiempo suficiente es fundamental para mejorar las digestiones. De hecho, la masticación es la primera fase de la digestión, puesto que contribuye a la preparación del bolo alimenticio y facilita la deglución. Así, el bolo viaja por el esófago camino del estómago sin atragantamientos.
Por otro lado, una masticación pausada disminuye la velocidad a la que comemos y reduce el tiempo total de digestión. Al contrario, si comemos demasiado rápido, la digestión se prolongará. Un dato a tener en cuenta es que sentiremos saciedad a partir de los 20 minutos de empezar a comer.
Controlar las raciones y priorizar las carnes magras
Las grasas y las raciones excesivas son enemigas de las buenas digestiones. Por lo tanto, es fundamental controlar la cantidad que ingerimos y priorizar las carnes bajas en grasas (pollo, pavo, conejo), los pescados y, por supuesto, las verduras y hortalizas.
Fruta entre horas
La fruta después de comer no es mala por sí misma, pero puede ralentizar las digestiones. De todos modos, es un mito el hecho de que la fruta fermenta en el estómago tras la comida. La razón de preferir el consumo de fruta entre horas es que es saciante y, por tanto, llegaremos a las comidas con menos sensación de hambre, pudiendo cumplir mejor con el punto anterior.
Agua, fundamental
Beber agua durante todo el día es fundamental para ayudar a las digestiones. Eso sí, no conviene encharcarse durante las comidas, porque podríamos reducir el pH del estómago y provocar el efecto contrario al deseado.
Ejercicio regular
La importancia del ejercicio físico suave y regular es indiscutible, pero si hablamos de la digestión, cambiar la siesta por una caminata suave de 20 minutos nos ayudará a quemar grasas y mejorar el tránsito intestinal.