Cuando presencies o estés implicado en un accidente de tráfico, tanto si vas en coche como a pie, debes detenerte en cuanto puedas, con cuidado de no provocar ningún percance en la circulación y manteniendo la calma. Para informar de la posición y las circunstancias después de proteger la zona y a ti mismo de peligros, se debe llamar a los servicios de emergencias 112, un número que funciona en toda Europa y es gratuito (desde las cabinas públicas también, sin necesidad de monedas). Después de todo esto, toca auxiliar a las personas intentando no destruir pruebas.
Si te ves obligado a parar con tu coche, no olvides encender las luces emergencia incluso de día, y las de posición si está amaneciendo o atardeciendo o en malas condiciones meteorológicas. Muy importante también: delimitar la zona de peligro con los dispositivos para ello a 50 metros de distancia, «uno por delante y otro por detrás del vehículo o la carga, excepto en calzadas de sentido único o de más de tres carriles en las que será suficiente con el de la parte posterior», explica la DGT en un manual sobre primeros auxilios.
Normalmente, el esquema de actuación ante un accidente debe ser: proteger la zona (autoprotección, señalizar e identificar peligros), avisar a los servicios de emergencias y socorrer a las víctimas. Para esto último y después de pedir ayuda por teléfono, es importante no darles de beber ni comer nada ni moverles ni quitarles el casco, y hay que evitar que anden. Para actuar deben conocerse las maniobras y el uso de los utensilios del botiquín. Las personas que estén seguras de que no va a efectuar una técnica correcta y con seguridad es mejor que se abstengan de aplicar una cura de urgencia, indica la DGT. Eso sí, nunca se debe abandonar el lugar del accidente. En el caso de que no hubiera más remedio que mover al herido hay que hacerlo en bloque, es decir, manteniendo en el mismo eje la cabeza, el cuello y el tronco.
En los primeros momentos, para ver si responde a los estímulos y está consciente o no, recomiendan hablarles fuerte preguntando qué les pasa y pellizcarles en el dorso de la mano, en la mejilla o en el pecho (cerca de las clavículas).
El siguiente paso es comprobar si puede respirar y si le late el corazón. Para asegurarse de que las vías respiratorias están abiertas, se aplica la maniobra frente-mentón (tumbado boca arriba, con una mano se desplaza la frente hacia atrás y con los dedos de la otra mano colocados bajo el mentón se eleva la mandíbula hacia arriba y hacia delante).
En el caso de que el herido vomite o sangre por la boca o tengamos que irnos del lugar de forma temporal, la DGT aconseja en el manual colocarlo en Posición Lateral de Seguridad (P.L.S), esto es, con la cabeza hacia un lado y la boca más baja para que no se atragante, aunque se recomienda practicar esta maniobra entre dos auxiliadores para que uno de ellos se encargue de proteger el cuello. Si no se sabe hacer, la norma general es no mover al accidentado. Esta misma regla se aplica incluso cuando las víctimas se encuentran en el interior del vehículo y es fácil acceder a ellas para sacarlas, siempre es preferible esperar a la ayuda especializada.