Las enfermedades circulatorias son la primera causa de muerte en España, según los datos del INE. Dentro de estas, las que más defunciones provocan son las isquémicas (falta de riego) del corazón y las segundas las cerebrovasculares. Estas últimas son las que propician los ictus, un trastorno de la circulación cerebral, que las mujeres son más proclives a sufrir que los hombres.
Existen dos tipos de accidentes cerebro vasculares. El infarto cerebral, la más frecuente, produce una obstrucción (por depósitos de grasa) en una arteria y la sangre no circula. La hemorragia o derrame cerebral, que se produce cuando se rompe una arteria.
Las señales de alarma para reconocer que nos está dando un ictus, según el Grupo de Enfermedades Cerebrovaculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN):
– Pérdida repentina de fuerza en la cara y el brazo y/o pierna del mismo lado del cuerpo.
– Pérdida súbita de la visión, total o parcial, en un solo ojo o en ambos.
– Sentir de forma brusca alteraciones de la sensibilidad como hormigueos o acorchamiento de la cara, brazo y/o pierna del mismo lado del cuerpo.
– Pérdida del habla o dificultad para expresarse y articular palabras.
– Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa aparente.
– Sensación de vértigo intenso, inestabilidad, desequilibrio o caídas bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.
¿Cómo se puede prevenir el ictus?
La mayoría de los factores de riesgo se pueden modificar y otros no, como la edad, el genético, la raza o el sexo. Así que para ayudar a evitar que aparezca esta enfermedad se debe: eliminar el hábito del tabaco, controlar la hipertensión, la diabetes y la obesidad, no ingerir alcohol en exceso, hacer ejercicio de forma regular y moderada y no abusar de la sal y las grasas en la dieta.
Puedes consultar mucha más información sobre los ictus y otras enfermedades neurológicas en la web Neurodidacta, impulsada por la Fundación del Cerebro y la FUNDACIÓN MAPFRE.