Las modernas aplicaciones para smartphone que pretenden ponernos en forma, midiendo nuestro rendimiento, actividad y hasta gasto calórico (mediante los denominados wearables), suelen cuantificar las caminatas como sanas a partir de 10.000 pasos. La realidad es que la mayoría de nosotros no sabemos calcular a cuánto corresponde ese número de pasos, y lo cierto es que corresponde a bastante distancia.
Si asumimos que la longitud media del paso de un hombre de 1,75 metros de estatura ronda los 75 cm, estaríamos hablando de recorrer 7,5 kilómetros diarios para entrar en la órbita de «lo sano». La pregunta es, por tanto, ¿cómo podemos conseguir caminar lo necesario para mejorar nuestra salud? ¿Cómo podemos acumular en un solo día entre 7 y 8 kilómetros sin morir en el intento?
Los problemas hay que reducirlos a problemas más pequeños
Tenemos a disposición las más variadas frases motivadoras del mundo, como esas que dicen que un largo camino comienza con un paso; que un grano no hace granero, pero ayuda al compañero… Todas ellas sirven para ilustrar, sobre todo la primera, cómo podemos caminar 10.000 pasos en un día. Para empezar, ¿cuánto es eso? Ya vimos que pueden ser entre 7 y 8 kilómetros, que parece bastante pero, en esencia, no lo es.
¿No eres capaz de hacer caminatas de 10.000 pasos en una sola intentona? Entonces divídela en etapas. Trata de salir a andar en cuanto tengamos tiempos muertos, o aprovechando la oportunidad. Si puedes ir (y volver) andando al trabajo (cosa imposible a veces, pero nada descabellado en otras ocasiones), estarás descontando al menos un par de miles de pasos de esa cuenta; si tienes un hueco a media mañana, puedes aprovechar los 20 o 30 minutos disponibles para seguir descontando; ¿sales por la noche a tirar la basura?, date un rodeo largo de 20 minutos, y probablemente habrás cumplido con creces la cuota.
Todo sirve para conseguir el objetivo, y no pienses que 10.000 es la meta: esos pasos diarios implican un movimiento mínimo que te garantiza mantenerte activo, pero si quieres mejores beneficios, incrementa la distancia o incrementa la velocidad del paso. Un objetivo que parece inalcanzable para las personas que llevan años siendo sedentarias, pero que una vez alcanzado nos va a «pedir» más.
Los beneficios de caminar, y del deporte suave pero frecuente, son bien conocidos:
- Reduce la ansiedad y el estrés.
- Te da autoconfianza, como todo el deporte.
- Reduce la presión sanguínea.
- Ayuda a perder peso.
- Refuerza el sistema inmunitario.
- reduce el riesgo de diabetes.
- Combate la fatiga.
- Ayuda a reducir los síntomas de la depresión (también mejora el humor).
- Ayuda a dormir mejor.
- Mejora la salud del corazón y reduce el riesgo cardiovascular.
- Mejora la densidad ósea.
El mayor problema para lograr esto es la motivación
Ese es el problema de todo: la falta de motivación. Si a uno le revienta hacer deporte, difícil motivación va a encontrar. La cuestión, en realidad, no es si nos gusta o no hacer ejercicio, sino que debemos hacer ejercicio regularmente para mantenernos sanos y prevenir enfermedades, estar más fuertes, despiertos y ágiles (en cuerpo y mente). Por eso si no encontramos la motivación en nosotros mismos, hemos de crearla.
Retos diarios a superar por medio de aplicaciones de smartphone, por ejemplo, como Runkeeper, Endomondo, o mediante Fitbit y sus apps, o similares; salir a caminar acompañados; dedicar esos momento a escuchar música, un podcast, un audiolibro; empezar a disfrutar de la ciudad sin interferencias, saliendo a caminar solo para observar tu entorno, sin necesidad de recurrir al smartphone y las redes sociales o cualquier otro entretenimiento.
La clave de todo esto es generar el hábito, y el hábito solo se adquiere cuando pasamos días y días haciendo lo mismo (se dice que 21 días seguidos generan un hábito), así que lucha por lograr ese hábito, lucha 21 días por tu salud, para conseguir hacerlo toda tu vida.
Vía | Smart Habits
Foto | Moyan Brenn
Una respuesta a Caminar es sano, pero ¿cómo conseguir caminar lo suficiente?