El alzhéimer es la enfermedad más frecuente dentro de las demencias seniles, ya que representa entre el 60 y 80 por ciento de todos los casos de demencia. En España se estima que padecen esta enfermedad unas 800.000 personas.
La incidencia de esta enfermedad se incrementa a partir de los 65 años de forma exponencial, por lo que el envejecimiento progresivo de la población y el aumento en la esperanza de vida media hacen que, muy probablemente, el número de casos aumente en las próximas décadas. Sin embargo, existe una nueva esperanza para el tratamiento y prevención de esta enfermedad, a raíz de nuevos hallazgos.
Recientemente, al realizar análisis post mortem, se han hallado evidencias de la presencia de un cierto tipo de bacteria en los cerebros de los enfermos de alzhéimer,: la Porphyromonas gingivalis —una bacteria implicada en las infecciones gingivales y periodontales—.
Las investigaciones de varios equipos se han centrado en evaluar la patogenicidad de la bacteria, descubriendo que es capaz de invadir e inflamar las regiones cerebrales afectadas por el alzhéimer. Además, otro dato que han descubierto es que, en ratones, las infecciones en las encías pueden empeorar los síntomas del alzhéimer.
Lo que se sabía hasta ahora con respecto a la enfermedad es que involucra la acumulación de dos tipos de proteínas, llamadas amiloide y tau, en el cerebro. La hipótesis principal desde 1984 es que la causa de la enfermedad está en un control defectuoso de estas proteínas, que terminan por acumularse en el cerebro formando grandes placas pegajosas.
Ahora, recientes estudios como el llevado a cabo por una compañía farmacéutica de San Francisco, Cortexyme, sugieren que la bacteria Porphyromonas gingivalis puede ser una de las causas del alzhéimer. Según un artículo en New Scientist, hay dos posibilidades:
- Puede desencadenar la liberación de una sustancia conocida como amiloide, el método del cerebro para tratar de contener una infección, y esto puede matar las neuronas.
- La proteína Porphyromonas gingivalis puede dañar directamente el cerebro. Ya sabemos que la enfermedad de alzhéimer implica inflamación, una respuesta inmune excesiva que termina matando a las neuronas en lugar de protegerlas. Y se sabe que esta proteína causa inflamación en el tejido de las encías y que también puede hacerlo en el cerebro.
Estos descubrimientos nos llevarían, si es que se verifica como causa de la enfermedad la presencia de estas bacterias en el cerebro, a un tratamiento efectivo contra el alzhéimer. En todo caso, no se descarta la predisposición genética para padecer la enfermedad de alzhéimer.