El Agua es un bien escaso y aunque, durante muchos años, no le hemos dado el valor que tiene, la falta de lluvia vivida en los últimos meses nos ha hecho recordar lo vital que es preservar un bien tan preciado.
Por eso, y aunque fue adoptado en 1992 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, el Día Mundial del Agua, que se celebra cada 22 de marzo, se mantiene más vivo que nunca. Esta es una fecha que nos sirve como reclamo y oportunidad para aprender más sobre este elemento esencial, los problemas que genera su falta (y los que pueden venir) y, sobre todo, qué medidas se pueden tomar ya para revertir/paliar esta situación.
Este 2018 este día se celebra bajo el lema “Naturaleza del agua”, que quiere dar relevancia a las soluciones que se pueden encontrar en la naturaleza para abordar los desafíos que el agua debe afrontar en este siglo. Es fundamental comprender que de este líquido depende la preservación de los ecosistemas y no olvidar la importancia de ese bien esencial para la reforestación de bosques y manglares.
El Agua es esencial, es clave para el bienestar humano y sólo funciona como recurso renovable sí está bien gestionado. Además, influye en el desarrollo, es clave para la reducción de la pobreza y el crecimiento económico. Pero, sobre todo, tiene un impacto positivo en la vida de miles de personas.
Por eso, y aunque la preocupación por su escasez parece olvidarse, o se amortigua, tras largas semanas de lluvia y nieve -al menos en España-, lo cierto es que un Día como hoy nos invita a interiorizar la importancia de no malgastar ni una gota. Como recuerda MAPFRE, hay quien no tiene tanta suerte ya que, en la actualidad, más de 660 millones de personas viven, todavía, sin suministro de agua potable cerca de casa.