El 8 de noviembre es la fecha elegida en más de 30 países de cuatro continentes para celebrar el Día Mundial del Urbanismo. Un día que se convierte en la mejor oportunidad para recordar y promover la necesidad de seguir luchando por transformar en sostenibles las comunidades urbanas en las que vivimos.
En el marco del ordenamiento regional al que pertenecen los centros urbanos, el futuro estará condicionado por la capacidad que tengamos de planificar y diseñar las comunidades, buscando reducir el impacto ambiental que produce el desarrollo de ciudades y territorios.
Apostar y trabajar todos juntos para conseguir espacios más cómodos, humanos y habitables es responsabilidad de los ciudadanos, de los políticos y de las empresas; pero no sólo desde un punto de vista de las aglomeraciones de población que se producen en ciudades de todo el mundo, sino también atendiendo al problema que plantea financiar y sostener el conjunto cada vez mayor de servicios que se da a los ciudadanos.
Para ello, Carlos Maria della Paolera, urbanista ingeniero y primer catedrático de Urbanismo en Argentina, creó el Día Mundial del Urbanismo hace casi setenta años, buscando abogar por los intereses públicos y profesionales de la planificación urbana.
La intención con la que lo concibió, con plena vigencia a pesar de los años transcurridos, fue poner en valor la planificación para impulsar el equilibrio en las ciudades entre las edificaciones y la naturaleza, y asegurar así una buena calidad de vida a los habitantes.
En el manifiesto fundacional de esta celebración se recogía así esta inquietud:
“… en esas colmenas humanas, que son las grandes ciudades modernas, se ha roto el equilibrio razonable entre la obra artificial y los elementos de vida que generosamente nos brinda la madre naturaleza.
Siguiendo los más variados rumbos en sus investigaciones, los urbanistas de todo el mundo han llegado a la conclusión de que es necesario reconquistar el aire, el sol y la vegetación para el ambiente de la ciudad moderna.
Las teorías y realizaciones urbanísticas más opuestas concuerdan con el objetivo final consistente en asegurar la unión intima de la ciudad con la tierra viviente, dando amplia entrada a la naturaleza entre las masas inertes de la edificación urbana”.
Carlos Maria della Paolera, Buenos Aires, 1949.
Su celebración quedó a cargo de la Organización Internacional del Día Mundial del Urbanismo, con Comités Permanentes en cada país que se adhirió a esa conmemoración.