Como ha constatado el Quinto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de expertos en el cambio climático de la ONU, el cambio climático es inequívoco y mayor la certidumbre sobre la influencia humana.
Disponemos ya de poco tiempo para frenar esta situación, cuyo principal causante han sido las emisiones de gases tóxicos a la atmósfera. El informe del IPCC habla de concentraciones de CO2 en niveles “sin precedentes en al menos 800.000 años”.
Sin embargo, aún existen medidas que podemos poner en marcha para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Una iniciativa que podría mejorar el nivel de gases tóxicos que se concentran en la atmósfera sería la aplicación de sustancias catalizadoras en el suelo que absorben el dióxido de nitrógeno y lo transforman en gases inocuos para la salud y el medio ambiente.
Otro de los grandes problemas sobre los que la sociedad debe tomar conciencia es la gestión de residuos. Según una estimación de Naciones Unidas realizada en 2010, cada año se vierten al mar 6,4 millones de toneladas de basura. Pero no solo al mar o los ríos, cada año se generan 53 millones de toneladas de basura tecnológica en el mundo, con un incremento del 51,4% anual.
Con un volumen de residuos tan ingente, es fundamental gestionarlos adecuadamente, ya que si no éstos acaban en el mar o en los bosques, destruyendo ecosistemas y afectando también a nuestra salud. Para ello, cada año se investigan nuevas técnicas capaces de convertir los residuos en sustancias aprovechables o, al menos, inocuas para el medio ambiente
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