Las grandes ciudades pueden ser un lugar caótico, llenas de tráfico, peatones, ruidos y contaminación. Sus centros urbanos pueden ser lugares incómodos para vivir por la cantidad de tráfico rodado y los ruidos que los acompañan: los motores, el ruido por rozamiento de los neumáticos, el claxon.
De todos modos, una ciudad caótica puede llegar a ser un verdadero remanso de paz para conductores y peatones, un lugar en el que se puede convivir perfectamente, en el que no se sufre de excesiva contaminación atmosférica o acústica, sin más que seguir una serie de parámetros de diseño que nos llevarían al planteamiento de las smart cities, las ciudades inteligentes. ¿Qué es una Smart City?
Smart City, el concepto de ciudad sostenible y flexible
Una Smart City es una ciudad totalmente planificada para asegurar la sostenibilidad a largo plazo en todos los sentidos. Por especificar, una ciudad no se considera smart si solo tiene una pequeña infraestructura de recarga de coches eléctricos, o si solo tiene un carril bici en condiciones, o si solo restringe el acceso el casco histórico al tráfico rodado: lo es si lo tiene todo.
Lo que se le pide a una teórica smart city es que disponga de infraestructuras eficientes y sostenibles en casi todos los servicios básicos para el desarrollo urbano, como por ejemplo agua, electricidad, telecomunicaciones, gas, transportes, servicios de urgencia y seguridad, equipamientos públicos, edificaciones inteligentes de oficinas y de residencias,… Todo ello tiene un objetivo común, que es hacer que lo que entra y lo que sale de la ciudad sea respetuoso con el medio ambiente.
Como vemos, no solo nos centramos en el tráfico de vehículos: una smart city es una ciudad que cumple con todos los preceptos posibles en materia de sostenibilidad, planificación, y respeto por el medio ambiente. A medio camino están las ciudades que son capaces de gestionar el tráfico mejor que las demás, como es el caso de algunas localidades nórdicas, concretamente suecas.
De ciudades como las suecas, que persiguen la que para nosotros es la utopía de las cero víctimas en carretera, se pueden sacar aprendizajes valiosos sobre cómo encarar el tráfico y, sobre todo, la actitud de los conductores. En Suecia, la educación vial funciona y en los transportes públicos y otros tipos de transporte colectivo, los conductores “soplan” para ver su nivel de alcohol en sangre, y el vehículo no arranca si el test no da negativo.
Ellos cuentan con el factor humano como algo inevitable: los seres humanos fallamos, pero las infraestructuras no pueden fallar. Ahí radica la idea básica para crear verdaderas Smart Cities: que las infraestructuras de las ciudades sean completamente funcionales, eficaces y eficientes en sus funciones, además de sostenibles y totalmente respetuosas con el medio ambiente. ¿Es posible crear esas utópicas ciudades? Seguro que sí.