Cerca de mil millones de personas, un 15% de la población mundial, padece algún tipo de discapacidad. Es decir, son personas que viven con una deficiencia, física o mental, que afecta a su calidad de vida y a su día a día como individuo.
Definidos como la minoría más amplia del mundo, actualmente – y aunque han cambiado mucho las cosas desde que en 1992 la Asamblea General eligió que el 3 de diciembre se convirtiese en el Día internacional de las personas con discapacidad– siguen sufriendo muchas situaciones de discriminación; basadas, la mayor parte, en el desconocimiento y la falta de toma de conciencia.
Así, el 3 de diciembre sirve para recordar que es necesario seguir trabajando por los Derechos y el bienestar de las personas con discapacidades y, sobre todo, por lograr una sociedad incluyente en la que puedan participar activa y productivamente.
Pero, además, este día sirve para dar visibilidad a todas aquellas personas y empresas que trabajan día a día por lograr que una persona discapacitada no sea estigmatizada y que, con la suma de todos, formen parte de una comunidad inclusiva en las que sigan cayendo barreras.
MAPFRE es una de las empresas que trabajan diariamente por dar su apoyo a personas con discapacidad – sea sensorial (vista, oído…), física (por ejemplo, personas con movilidad reducida) o psíquica (intelectual)- y que han convertido en uno de sus objetivos primordiales la lucha por su integración social.
Sea, por ejemplo y entre otras muchas cosas, a través del deporte, que juega un papel fundamental que canalizan a través de la organización de un gran número de actividades deportivas; el desarrollo de APPs gratuitas como Soy Cappaz, una herramienta que ayuda a las personas con capacidades diferentes a incorporarse al mundo laboral y con la que podrán desarrollar su vida de manera más independiente; o trabajando por la inserción social y laboral, con productos a medida y otros servicios para los discapacitados y sus familiares.