La gran mayoría de los coches modernos disponen de lámparas halógenas en sus faros, pero cada vez es más común ver en las carreteras otro tipo de iluminación más potente, más clara y más tecnológica. Se trata de los faros de Xenón y de los faros LED, siendo ambas opciones las que vienen de serie en coches a partir de cierta gama, y que tienen sus ventajas e inconvenientes frente a las lámparas halógenas.
Las halógenas son la solución más sencilla y barata hoy en el mercado, de ahí su popularidad. Cuentan con algunas desventajas claras como lo complejo de su manipulación y que su rendimiento es mucho menor que las lámparas de las que vamos a hablar.
Esto es así porque las halógenas convierten parte de la energía que gastan en calor, y por lo tanto consumen más que las otras alternativas para la misma potencia lumínica. Esas lámparas, además, tienen menor vida útil, intensidad luminosa y alcance de iluminación que sus competidoras más modernas.
Faros de Xenón
Son faros de descarga de alta densidad (HID), y competidores de los faros halógenos. Disponen de un haz de luz más alargado, con mayor alcance y con más del doble de lúmenes que el halógeno (es decir, tienen mucha más potencia luminosa). El haz es mucho más blanco, y esto favorece la conducción nocturna al asemejarse a la luz del día, causando menos fatiga visual.
Como desventaja, su coste. Este tipo de lámparas necesitan de un sistema complejo para su funcionamiento, y tanto el coste de instalación como el de mantenimiento, reparación o sustitución es más elevado que el de las halógenas (que podríamos cambiar nosotros mismos sin demasiados problemas).
Faros LED
Se trata de un sistema de iluminación que ofrece una potencia lumínica a caballo entre la halógena y la de los faros de xenón, pero que a cambio tienen un tamaño muy reducido y un consumo muy inferior a cualquiera de las soluciones comentadas hasta el momento. Se trata de un sistema que permite diversas configuraciones de haz de luz que, además, se pueden regular electrónicamente.
Los LED en sí no emiten calor, pero la base de los faros sí. Es por esto que deben instalarse disipadores o ventiladores para refrigerar la zona, algo complejo dado que los faros se instalan junto al motor. El coste de estos faros es bastante más elevado que las dos soluciones anteriores, si bien su durabilidad teórica y su bajísimo consumo pueden hacer que, a la larga, sean una buena inversión.
¿Qué opción es mejor?
Llegados a este punto deberíamos decantarnos ya por una de las opciones, pero la realidad es que siempre va a depender del uso que hagamos de nuestro vehículo, si circulamos mucho por carreteras nacionales, o bien por autovías, o bien básicamente en ciudad. La mejor opción por potencia de iluminación es la de xenón. Además, concentran mejor el haz y tienen un mayor alcance de iluminación.
En carretera, la amplitud del haz hace que la opción LED sea la mejor porque permite ver mejor las cunetas y los arcenes en zonas de curvas.
Sin embargo, en climas húmedos y lluviosos o con nieblas frecuentes, la opción halógena es la mejor porque tanto el xenón como los LED pueden llegar a deslumbrarnos a nosotros mismos.