El lubricante, aceite o grasa del motor es un elemento imprescindible para el correcto funcionamiento del mismo, y un elemento sin el que nuestro motor se destruiría por completo en cuestión de minutos sin posibilidad de recuperación.
El aceite del motor mantiene todas sus piezas lubricadas y hace una función de refrigeración y prevención de la fricción que mantiene todo el mecanismo en orden. Y lo hace durante un año, o dos (dependiendo del tipo de lubricante) o un equivalente en kilómetros que va normalmente desde los 10.000 a los 30.000 km. ¿Qué tipos de lubricantes de motor hay?
Diferentes soluciones para diferentes motores y usos
Los aceites para el motor han evolucionado mucho en las últimas décadas. Atrás quedan los aceites minerales, aunque algún coche los utilice aun, porque son lubricantes bastante contaminantes y que no dan el resultado que puede dar un buen aceite sintético. En primer lugar estamos diferenciando ya los aceites por su composición: minerales o sintéticos, y el grado de la misma (semisintéticos, 100% sintéticos…).
Antes de seguir, tenemos que romper una lanza a favor del libro de servicio de nuestro coche: en él viene detallado el aceite de motor recomendado por el fabricante, esto es, el aceite cuyas características se adecuan mejor que otros a ese motor en concreto. Por tanto lo más recomendable es hacer caso al fabricante y utilizar el aceite recomendado: es simple, barato (en el sentido de que nada va a funcionar mal o necesitar reparación) y va a funcionar bien.
Igualmente hay que decir que hay que cambiar el aceite de motor cuanto toca porque es lo recomendado. Si alargamos en exceso el uso del aceite más allá del período recomendado y tenemos una avería, nadie se va a hacer cargo, solo nosotros. Por tanto los plazos para el cambio de aceite hay que respetarlos, y no escatimar con ese gasto fijo y conocido.
Viscosidad y fluidez, los parámetros que definen el aceite lubricante
Los aceites lubricantes actuales son en su práctica mayoría sintéticos, y estos aceites tiene diferentes aditivos y detergentes que son capaces de realizar un montón de «tareas» en el motor, como por ejemplo mejorar el encendido en frío, mantener el motor y el aceite libres de impurezas, cuidar el filtro de aceite y mucho más.
Para saber las características del aceite en cuanto a su rendimiento en frío y una vez caliente, nos fijaremos en la norma SAE, que nos dice la fluidez y viscosidad del aceite mediante un código similar a 5W40, por ejemplo (un aceite muy común para modelos TDI).
En ese código podemos leer el primer número como indicador de la fluidez del aceite, un parámetro decisivo para el arranque en frío (la letra ‘W’, que significa winter, invierno); el número 40 nos indica la viscosidad del aceite, es decir, la resistencia del aceite a fluir, que es lo que determina las propiedades protectoras del mismo cuando el motor está caliente, es decir, en su rango óptimo de funcionamiento.
Diferentes combinaciones de fluidez y viscosidad dan lugar a diferentes tipos de aceite, y además los diferentes aditivos y detergentes que contengan nos dan el producto final, el aceite que usaremos en nuestro motor.
Siempre debemos escuchar a los especialistas y consultar el libro de taller del coche y, sobre todo, cambiar el aceite cuando toca, poniendo especial énfasis en que ha de hacerse el cambio cuando se cumpla el primer requisito, ya sea kilometraje, o tiempo (lo normal es cada año, salvo que hablemos de aceites long life).
Foto | Dmitry Kalinin