La recarga inalámbrica o recarga por inducción magnética es una forma de cargar baterías eléctricas a distancia, sin utilizar conexiones físicas. Muchos smartphones disponen ya de esta funcionalidad, que permite la carga de su batería sin más que colocar el dispositivo encima de un cargador especial.
En el terreno de la automoción, la recarga inalámbrica sigue los mismos principios de funcionamiento, pero requiere de soluciones más potentes y más complejas. Se trata de una solución ideal para los vehículos híbridos, híbridos enchufables y eléctricos en general.
¿Cómo funciona la recarga inalámbrica?
La recarga inalámbrica se fundamenta en el principio de inducción magnética. Para entender esto es necesario hablar sobre la ley de Faraday, o ley de inducción electromagnética, que dice, en pocas palabras, que una corriente alterna que pasa a través de una bobina genera un campo magnético; este campo magnético inducirá una corriente alterna en otra bobina situada lo suficientemente cerca de la primera.
Hemos simplificado mucho, pero esa es la idea sobre la que parte el concepto de recarga inalámbrica: disponer de un sistema que genere un campo magnético lo suficientemente potente como para inducir una corriente capaz de cargar la batería de un coche eléctrico o híbrido.
En el caso de los móviles, podemos entender que el sistema es mucho más sencillo, dentro de lo complejo. Además, un smartphone se puede poner en contacto directo con el cargador, por lo que la distancia entre este y la batería es cuestión de milímetros. En el caso del coche, la distancia mínima de separación entre ambas partes del sistema es considerablemente mayor.
Eso significa que la potencia del sistema debe ser mucho mayor en el caso de los coches que en el de los smartphones. Pero, ¿cómo de eficiente es esta recarga inalámbrica? Renault, en colaboración con Qualcomm —fabricante de CPU de móviles— ha conseguido un 94% de eficiencia en la carga de las baterías del Renault Zoe, su vehículo eléctrico. La distancia entre la batería y el sistema de carga era de 40 cm.
Esta es la idea subyacente en proyectos de recarga de vehículos en movimiento. En este enlace revisamos las «carreteras eléctricas» que, en realidad, son carreteras con guías que proporcionan electricidad a los coches y demás vehículos eléctricos a medida que estos circulan por ciertos tramos.
El siguiente paso sería plantear infraestructuras de recarga inalámbrica en las propias carreteras, sin cables ni guías, para conseguir cumplir la utopía de una autonomía eléctrica sin precedentes, virtualmente inagotable.