Tal vez no te haya sucedido nunca o todo lo contrario, que seas ya un experto en pinchazos. Si estás en el primer grupo, atento porque es posibile que te ocurra en cualquier momento. Cuando sucede en plena conducción a gran velocidad puede ser muy muy peligroso. De ahí que sea tan importante saber cómo actuar.
Si sufres un pinchazo o reventón mientras conduces puedes notar varias cosas: que el coche se desvía hacia un lado, sentir un bamboleo y que la dirección se vuelve pesada y te cuesta dirigir el vehículo. Aunque es muy fácil decirlo y no hacerlo, lo primero, como en cualquier otra emergencia, es evitar los nervios y actuar con calma. Lo más importante es mantener o recuperar el control del vehículo, así que agarra el volante con las dos manos y concéntrate en la carretera, mientras miras por los espejos por si tuvieras que escoger una ruta de escape segura.
Una vez que hayas reducido la velocidad y tengas el coche bajo control, pon el intermitente a la derecha para intentar dirigirte hacia un lado de la carretera y detener el coche en una zona segura o en el arcén de emergencia cuando vas por una autopista. Si es posible, para en un lugar llano y firme e inmediatamente echa el freno de mano. Luego, coge el chaleco reflectante y póntelo para que cuando salgas del coche estés perfectamente visible a otros conductores.
Por supuesto, como obliga la ley, debes colocar los triángulos de preseñalización de peligro. Si te encuentras en una carretera de doble sentido, es obligatorio poner un triángulo por delante y otro por detrás (como mínimo a 50 metros y que sea visible a 100 metros). En el caso de que pinches en una autopista o autovía, solo es necesario señalizar con un triángulo por detrás (al menos 50 metros).
Una vez seguro, lo mejor es llamar al servicio de asistencia en carretera de tu seguro para que ellos mismo te cambien la rueda por la de respuesto. Si no, te toca cambiarla tú mismo. Eso sí, independientemente de quién la cambie, luego deberás ir al taller para que te pongan una nueva o reparada.
Foto: Javier Leiva