La tendencia está cambiando y, sobre todo, impactando positivamente cuando se habla de movilidad urbana y ciudades sostenibles. El objetivo es que los ciudadanos dejen el coche particular, un medio de transporte contaminante, poco eficiente y rentable y que, además, genera atascos.
Es necesario pasar de la movilidad actual, apalancada en ese vehículo particular a una donde se vaya eliminando en favor de los vehículos compartidos, que serán eléctricos y que estarán coordinados de una manera inteligente mediante plataformas que faciliten ese matching ideal entre oferta y demanda.
Una parte importante del cambio está en los jóvenes (Millenials y Generación Z), que se comportan de forma diferente y que ya no tienen la “necesidad” de poseer o alquilar un coche sino de disfrutar experiencias; y por otro, la aparición del coche eléctrico y el autónomo.
En esta solución están incluidos el sector del taxi, el VTC como Cabify, el car sharing… Opciones que irán confluyendo hasta llegar a un sistema en el que un vehículo estará a disposición en una plataforma para ofrecer servicios compartidos y trasladar a las personas de un punto A un punto B.
Evolución
El proceso de transformación ya ha comenzado, pero las nuevas tecnologías lo están acelerando de forma vertiginosa. Solo el 1% de los jóvenes se mueve en coche particular, frente a un 80% que utiliza nuevas fórmulas
Pero la gran evolución vendrá asociada al vehículo eléctrico y su positivo impacto medioambiental y a la implantación del coche autónomo, que será donde confluyan las opciones de car sharing y demás soluciones, dentro de esta gran plataforma que moverá personas de una manera mucho más eficiente.
Esto tendrá un impacto positivo en todos los sentidos: menor contaminación, menos vehículos en la calle, mayor espacio disponible (los vehículos aparcados ocupan más del 35% del espacio en las ciudades) y reducción del coste por kilómetro.
Pero si la movilidad urbana está definida por esas dos tendencias (la multimodalidad y la sostenibilidad, con los vehículos electrificados, autónomos y compartidos), en la larga distancia el escenario es diferente: el vehículo en propiedad sigue teniendo un peso importante, ya que mucha gente no tiene otra forma de hacer las conexiones que necesita. Aunque para ello ya existen soluciones gracias a aplicaciones que permiten compartir coche de casa al trabajo desde las afueras de la ciudad.
En todo ese cambio no hay que olvidar que es fundamental sumar a esta evolución tecnológica a personas de distintas edades. Trabajar en superar la brecha digital asociada al envejecimiento demográfico y valorar cómo conseguir que cualquier segmento demográfico se incorpore a estas nuevas alternativas de movilidad.
Para promover el debate sobre estas cuestiones MAPFRE y Deusto Business School trabajan sobre el concepto de Ageingnomics reflexionando con los protagonistas de estos cambios acerca de la ‘Economía del Envejecimiento’.