Sobre la tecnología de pila de combustible hablamos ya en dos ocasiones en estas páginas. Se trata de una tecnología híbrida limpia que no emite gases nocivos a la atmósfera y cuyo residuo es el agua que sale del tubo de escape. Su futuro se anticipaba trascendente hace unos años, y se han hecho muchos avances tecnológicos para mejorar su rendimiento.
Si recordamos, con la tecnología de pila de combustible la propulsión se consigue por medio de un motor eléctrico alimentado por baterías de litio. Hasta aquí, es exactamente igual que un coche eléctrico (de hecho, son coches eléctricos). La carga de las baterías se consigue a partir de la energía generada en la pila de hidrógeno.
El hidrógeno se combina con el oxígeno del aire y se produce una reacción química de la que se obtiene la energía eléctrica. El resultado es el conocido: un vehículo eléctrico de gran autonomía y cuyos «desperdicios» son agua y calor.
La seguridad la pila de combustible está fuera de toda duda
Uno de los principales escollos para dar luz verde a la tecnología de pila de combustible era la seguridad. En este sentido, las dudas giraban en torno al peligro de que el gas ardiese y se produjese la explosión del depósito.
Para que esto suceda se necesitan dos cosas: comburente (oxígeno, en este caso) y una fuente de energía para prender fuego. Los depósitos de hidrógeno en el coche cumplen los estándares más exigentes y enormes medidas de seguridad para transportar el hidrógeno en un 99,99% de pureza.
En caso de que se produjese una fuga de hidrógeno, esta se disiparía rápidamente dado que se trata de un gas muy volátil. Esto significa que no se concentraría de tal manera que se diesen condiciones explosivas. Por último, el hidrógeno no es tóxico y podríamos respirar ciertas cantidades mezcladas en el aire sin sufrir ningún efecto adverso.
Nuevas maneras de generar el hidrógeno necesario
La generación del hidrógeno para estos fines era otro de los problemas más evidentes de esta tecnología. Pese a que el hidrógeno es el elemento más abundante en todo el universo, no es frecuente encontrarlo en la Tierra en su estado elemental.
Para conseguirlo, es necesario producirlo a partir de otros gases como el metano, u otros hidrocarburos, o utilizar nuevas vías menos contaminantes. Una posibilidad es la electrólisis, es decir, obtener el hidrógeno a partir del agua. Sin embargo, hasta ahora se trataba de una opción considerablemente más cara que la de obtenerlo a partir del metano, por ejemplo.
Por otro lado, el agua potable es un bien escaso en el planeta, con lo cual no se considera una manera escalable de producir hidrógeno. Sin embargo, científicos de la Universidad de Stanford han conseguido la electrólisis del agua de mar para producir hidrógeno. No es un método nuevo, sino que el avance ha sido conseguir un electrolizador resistente a la corrosión, de manera que se pueda convertir en algo rentable.
Poco a poco, el coche de hidrógeno se abre camino para llegar a ser una alternativa sostenible y no contaminante a los motores de combustión, e incluso al coche eléctrico «tradicional» que, hoy, obtiene su energía eléctrica principalmente por medios contaminantes.