No está todo dicho en cuanto a sistemas de propulsión para los coches y demás vehículos. Al motor de combustión interna tradicional, ya sea diésel o gasolina, se le unieron las soluciones híbridas y luego las eléctricas, mientras que los coches de pila de combustible (cuyo combustible es el hidrógeno) se parecen mantener en un discreto segundo plano.
Ya os contamos en su momento en qué consiste la tecnología de pila de combustible y su interés gracias a la autonomía de que goza, la facilidad para el repostaje y su nivel nulo de emisiones contaminantes.
Se trata de una tecnología híbrida limpia, que no contamina en absoluto, no emite gases nocivos y no deja más residuos que agua, que sale por el tubo de escape.
A partir de un depósito de hidrógeno almacenado a alta presión se sucede una serie de reacciones químicas que dan lugar a electricidad y agua como residuo. Las principales dificultades del modelo están en el repostaje, que no es demasiado rápido, y en que aun no está tan extendido el tema del hidrógeno como para pensar en un mercado a escala global.
Por eso existe mucho interés en desarrollar alternativas, como es el caso de Nissan, cuyo departamento de I+D presentó recientemente una idea de pila con bioetanol como carburante. Este bioetanol, o biocombustible, es una mezcla de sustancias orgánicas que se utiliza como combustible en los motores de combustión interna, y en teoría no afecta al medio ambiente.
En teoría también, las emisiones de CO2 derivadas de su combustión se neutralizarían con los cultivos necesarios para producir igual cantidad de carburante, por tanto la alternativa es sostenible siempre que tengamos en cuenta que es necesario dedicar terreno extra (ajeno al destinado a la alimentación) para la plantación de la biomasa necesaria.
Esa es la base del sistema de Nissan, que genera electricidad a través de la SOFC (un generador eléctrico que se denomina ‘pila de combustible de óxido sólido’) usando el bioetanol almacenado en el vehículo. Este dispositivo utiliza hidrógeno transformado a partir del combustible mediante un reformador y oxígeno atmosférico, tras lo cual se produce una reacción electroquímica que produce electricidad para propulsar el vehículo.
Como vemos, la parte diferencial está en cómo se obtiene el hidrógeno, y elimina de esta manera la problemática de reemplazar el pequeño depósito con hidrógeno comprimido: el gas se obtiene en el proceso a partir del bioetanol, reduciendo la complejidad del proceso desde el punto de vista del conductor (aunque aumenta la complejidad interna del sistema en su totalidad).
Los combustibles de bioetanol están disponibles en países de América del Norte y del Sur, así como en Asia. Cuando se genera electricidad en un sistema de pila de combustible, normalmente se emite CO2, pero con el sistema de bioetanol, esas emisiones se neutralizan gracias al proceso de crecimiento de la caña de azúcar que luego se transforma en biocombustible, consiguiendo un «ciclo neutro de carbono».