Ahorrar combustible es bastante sencillo en la conducción normal, y está al alcance de cualquier conductor, independientemente de su experiencia. Gastar el mínimo posible de combustible ya son palabras mayores, y es algo parecido a un arte que, en realidad, desvirtúa la conducción hasta cierto punto. Es decir, gastar menos de lo que gastamos a diario es posible, pero conseguir un récord Guinness de bajo consumo precisa de una disciplina, conocimientos y ciertas condiciones especiales que no nos interesan en nuestra vida diaria.
Aclaramos esto porque en la Red nos podemos encontrar mil consejos imprescindibles para ahorrar combustible, y lo cierto es que basta con eliminar ciertos hábitos para empezar a notar cómo los consumos medios de nuestro coche bajan y se sitúan dentro de lo razonable. Además, los milagros no existen, y la conducción diaria es algo que varía continuamente, por tanto no nos vamos a encontrar en situaciones ideales jamás.
Tres consejos canónicos, para empezar en el ahorro
No dejes el coche al ralentí durante mucho tiempo. No solo porque estás quemando combustible inútilmente, sino porque estás contaminando sin necesidad y, realmente, si pasas más de dos minutos parado con el coche encendido es que no lo necesitas encendido. En grandes atascos, acuérdate de apagar el motor si ves que la cosa va para largo.
Olvida los acelerones. Acelerar a fondo supone un gasto de combustible desorbitado en los coches de calle, porque la centralita inyecta la máxima cantidad de combustible posible para reaccionar ante nuestra petición, y salvo que entremos en una autovía, no suele tener justificación lógica, y por supuesto económica.
Circula en la marcha correcta y en un rango de revoluciones por minuto adecuado, y maneja tu acelerador con suavidad, de forma anticipativa. Esto tiene su miga, porque ¿cuál es la marcha correcta? No hay fórmula mágica porque depende del coche y de su relación de cambio, pero podemos decir que la marcha correcta es la que hace que nuestro coche circule ágil, con una respuesta razonablemente rápida y sin tirones, exceso de vibraciones (por girar el motor a muy pocas rpm), o exceso de revoluciones por minuto.
Ahora los consejos extra
En ciudad, la mejor manera de ahorrar combustible es circulando con mucha calma. Esto no significa ir lentos y entorpecer el tráfico, pero sí implica circular con suavidad, aplicando el consejo anterior de engranar la marcha correcta, y sobre todo anticipándose al tráfico y a las circunstancias. Siempre vamos a gastar más combustible en ciudad que en ningún otro terreno, así que minimizaremos el impacto evitando:
- La primera velocidad, que sirve solo para arrancar, y nunca para circular más de unos segundos.
- Acelerar con decisión en la salida de los semáforos: probablemente pronto vas a encontrar más tráfico, otro semáforo, una glorieta… No necesitas hacer salidas de Gran Premio.
- Tratar de apurar cada metro para ahorrar «valiosos» segundos. La prisa, en ciudad, no sirve más que para gastar combustible, estresar los neumáticos, estresarse uno mismo, y aumentar las posibilidades de un «toque».
En autovía, el consejo universal y más efectivo es que procuremos mantener, a toda costa, una velocidad de crucero estable y constante. Si elegimos 120 km/h, pues esa velocidad mantendremos; si elegimos 110 km/h, lo mismo. Lo peor que podemos hacer desde el punto de vista del consumo es reducir primero, y subir acto seguido la velocidad (lo que se conoce como «recuperación»). Solo lo haremos si la cosa se justifica.
Ante una subida de importancia, como las hay en toda la red de carreteras, hemos de «preparar» el coche, y esto lo haremos pensando en que lo que más gasta en estas situaciones es notar cómo el coche pierde velocidad, y debido a ello, apretamos el acelerador hasta el fondo. Esto no produce, en ocasiones, efecto alguno más que gastar cantidades exageradas de combustible. Pensemos siempre que es más eficiente bajar una marcha (de 6ª a 5ª, o de 5ª a 4ª según el coche), que apretar a fondo el pedal de acelerador.
Como vemos, no son consejos para expertos avanzados, no hemos hablado de conducción eficiente, sino de conducción consciente, lógica, y sin derroches de combustible. Es el primer paso en el ahorro de combustible, y es imprescindible antes de pensar en mejorar nuestra eficiencia al volante.
Foto | srgpicker