La carrera de investigación y desarrollo por encontrar soluciones energéticas sostenibles para el planeta no tiene fin. Hace unos días nos enteramos de un proyecto de una marca de automoción, Audi, para sintetizar combustible diésel que proporcione una huella de carbono neutra, es decir, que todo el CO2 que se «invierta» en su fabricación, será el que se devuelva a la atmósfera.
Dicho así, alguien puede decir que eso pasa con los combustibles fósiles, y en esencia es así (el carbono pasa del fósil a la atmósfera), pero la sutil diferencia es que en el caso de este combustible en particular, el carbono se toma de la atmósfera, y se devuelve en la misma cantidad. Por tanto, ni se añade CO2, ni se elimina (y por eso se dice que es neutro).
¿Dónde está el combustible realmente sostenible?
La gran pregunta es si un combustible puede ser sostenible. En el fondo, el combustible juega un papel fundamental «almacenando» energía que, en el proceso de combustión, se libera y sirve para alimentar los motores. Hasta ahora, lo que sabíamos es que los combustibles fósiles liberan a la atmósfera ciertas cantidades de CO2 al quemarse, y que ese CO2 no estaba en la atmósfera, sino que estaba acumulado en los propios fósiles (en el petróleo en última instancia).
En el caso de un combustible como el anunciado por Audi, que estaría sintetizado a partir de agua, dióxido de carbono e hidrógeno, lo que sucede es que se «recoge» CO2 de la atmósfera, se integra en el combustible y, cuando se quema en el motor, ese mismo CO2 sale de nuevo a la atmósfera. Es un avance total, siempre y cuando el proceso de fabricación no contribuya en sí mismo a liberar dióxido de carbono extra.
Porque en el fondo esta es la problemática de las nuevas fuentes de energía para automoción: dejando aparte las emisiones propias de la combustión, ¿cuánto dióxido de carbono se libera en el proceso de obtención (o refinado) de dichas fuentes de energía? En el caso de la electricidad, se sabe que hay diversas formas de conseguirla, pero unas implican más emisiones de CO2 a la atmósfera que otras.
Esta es una muy buena noticia para los intereses de todos, pues si este tipo de combustibles llegan a ser algo generalizado, todos nos podremos beneficiar de ello a largo plazo. La ventaja de este combustible es que tiene el beneplácito del gobierno alemán, que apoya a la fábrica. Ese es un gran impulso.
Si podemos hacer un uso generalizado del CO2 como materia prima, vamos a hacer una contribución fundamental a la protección del clima y al uso eficiente de los recursos, y poner los fundamentos de la «economía verde»
Son las palabras de Johanna Wanka, ministra de Educación y Desarollo de Alemania. La perspectiva es inmejorable, ya que podría darse, en un futuro, la situación de que podríamos utilizar combustibles «tradicionales» que no contribuyan a incrementar el dióxido de carbono de la atmósfera. Ya solo restaría potenciar la desaparición del «excedente» (por llamarlo así), y estaríamos casi en la utopía de revertir el cambio climático. Quizás eso ya sea soñar despiertos.
Vía | QZ
Una respuesta a Así es el combustible compuesto de aire y agua de Audi