Invertir no es fácil, sobre todo si se hace sin una estrategia previa. Con independencia del objeto de nuestra inversión, siempre existe un riesgo que debemos conocer y asumir, y por tanto la estrategia de inversión óptima debería permitirnos minimizar los riesgos (y fijar un límite de pérdidas asumible) y maximizar las ganancias. ¿Cómo se puede elaborar una estrategia de inversión?
Hay tantas estrategias de inversión como inversores
Es importante tener en cuenta que cada inversor puede tener su propia estrategia y que esta no será igual a la de otra persona, por norma general. Sin embargo hay una serie de puntos que toda buena estrategia de inversión debe contemplar, ya que nos van a ayudar a tener una idea clara de cómo invertiremos, cómo analizaremos y cómo tomamos las decisiones importantes.
El primer punto indispensable es decidir la vida de la inversión, o lo que es lo mismo, cuál es el plazo que fijaremos. Puede ser desde menos de un día hasta varios años, y dependiendo de la elección, así se perfilarán los riesgos y determinaremos las acciones a llevar a cabo.
El análisis previo es otro punto fundamental para definir nuestra estrategia. Sin análisis no vamos a saber prácticamente nada acerca de las perspectivas de negocio que tiene la empresa en la que invertiremos, por ejemplo. Existen dos tipos de análisis a tener en cuenta: fundamental y técnico. La mejor opción es utilizar una combinación de ambos.
Dependiendo del tiempo que podamos dedicar a seguir y controlar nuestra inversión, así será el tipo de órdenes que debemos tener en cuenta. Podemos dedicar un tiempo cada semana, o prácticamente cada día. Relacionado con esto debemos decidir las herramientas que vamos a utilizar para estos seguimientos, y por supuesto el broker con el que vamos a operar, del que debemos tener máximas garantías.
Control de las pérdidas
Hay que asumir que podemos tener pérdidas. El riesgo de las inversiones es siempre mayor que cero, y podemos perder un pequeño porcentaje, o perderlo todo. El quid de la cuestión es tener muy claro cuánto estamos dispuestos a perder en el peor caso. ¿Por qué?
Si fijamos un límite de pérdidas asumibles (digamos un 10%), pdemos estar seguros de mantener la inversión hasta que venza el plazo siempre que veamos que las pérdidas son menores a ese 10%. Haciendo esto tenemos la posibilidad de que el mercado repunte y esas pérdidas se conviertan en ganancias a la finalización.
Si, por otro lado, las pérdidas llegan a ese 10%, podemos cancelar la inversión y no seguir perdiendo. No nos sirve la “intuición” de que el mercado seguro que subirá, mientras asumimos pérdidas que son demasiado importantes.
El inversor prundente es una persona muy informada que consulta una variedad de fuentes de información que le permiten tomar buenas decisiones. Contar con una estrategia de inversión es vital para minimizar los riesgos y las pérdidas posibles, así como para tener éxito, y aparte de utilizar herramientas como las plataformas profesionales, se debería echar mano de recursos como webs especializadas, blogs de opinión, redes sociales e incluso contar con asesoría independiente.