Seguro que alguna vez has leído o escuchado apalancamiento financiero, y es un concepto que puede ser algo equívoco. Es bien sencillo, se entiende por apalancamiento financiero adquirir una deuda para conseguir financiación. En lugar de utilizar fondos propios exclusivamente, se suma a la ecuación un crédito, o cualquier tipo de préstamo de terceros.
La idea que se persigue con ello es aumentar la rentabilidad de nuestras inversiones (invirtiendo menos capital propio), pero el riesgo existe, y la operación puede salirnos mal, lo que nos llevaría a serios problemas financieros.
De la misma manera que la rentabilidad se puede multiplicar con apalancamiento, a las pérdidas les sucede lo mismo. Veamos algún ejemplo con números sencillos que nos pueden ayudar a entender esto. Imaginemos que queremos invertir 100.000 euros en acciones en bolsa, y veamos qué pasa sin apalancamiento, y luego con apalancamiento.
Sin apalancamiento, invertiremos nuestro dinero: 100.000 euros. No podemos saber la rentabilidad dentro de un año, pero si por ejemplo tenemos suerte y pasado el plazo las acciones valen 125.000 euros, hemos ganado 25.000 (un 25% de rentabilidad). Si por el contrario, valen 90.000 euros, hemos perdido 10.000 euros (un 10% de lo invertido).
Con apalancamiento, imaginemos que nosotros aportamos 30.000 euros, y pedimos un crédito de 70.000 euros al 10% de interés anual. En los mismos supuestos que en el apartado anterior, si al cabo del año las acciones valen 125.000 euros hemos ganado también, pero primero debemos pagar el crédito más los intereses (70.000 euros más 7.000 de intereses).
Por tanto habremos recogido 48.000 euros, y la ganancia será de 18.000, menor que en el caso anterior, pero si comparamos con nuestra inversión, la rentabilidad es del 60% (en lugar del 25%). En este caso, el apalancamiento pinta mucho mejor que invertir con recursos propios.
Sin embargo, ¿qué sucede si las acciones pierden valor? Veamos, en el mismo supuesto anterior, las acciones pasan a valer 90.000 euros. Nosotros hemos de pagar el crédito y los intereses, 77.000 euros, por tanto lo que nos quedaría son 13.000 euros, un 43% de lo que habíamos invertido: hemos perdido 17.000 euros.
¿Y si en vez de devaluarse a 90.000 euros pasan a valer 80 o 75.000? No podríamos satisfacer los intereses y devolver el crédito. Este es el verdadero riesgo del apalancamiento, y por supuesto no solo se refiere a especulación en bolsa, sino a cualquier inversión, doméstica o del mundo empresarial.