Por regla general, la compra de una vivienda suele ser la más importante, tanto en importe como en trascendencia, que afronta una familia. Supone el mayor de los sacrificios económicos, y además no solo hay que enfrentarse al coste en sí, sino que en la mayoría de los casos hay que solicitar una hipoteca (con sus gastos) y pagar los correspondientes impuestos por la compra de vivienda nueva, o de segunda mano. Son casos diferentes , pero debemos tenerlos presentes a la hora de plantearnos esta operación.
¿Qué impuestos hay que pagar por comprar una vivienda nueva?
Por vivienda nueva se entiende aquella que se compra directamente al promotor de la finca, y que no ha sido ocupada con anterioridad. También aplica, desde el punto de vista de la compra, que los primeros habitantes de la vivienda sean inquilinos en régimen de alquiler, y que pasado un tiempo opten por comprar la casa.
En este caso, el comprador debe abonar el IVA correspondiente a la compra de la vivienda en Hacienda. Este IVA es, con carácter general, del 10%. Si se trata de una vivienda de protección oficial, el IVA será del 4%. En cualquier caso, se calculará en base al total que aparece en las escrituras.
Aparte de esto, es necesario pagar otro impuesto, que puede variar según la Comunidad Autónoma, y es el AJD (Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados). En cualquier caso no supera el 1% del precio escriturado.
Me compro una vivienda de segunda mano, ¿y sus impuestos?
La vivienda que ha sido ocupada con anterioridad a la compra que queremos realizar es una vivienda de segunda mano. En caso de haber sido alquilada a terceros antes de optar a la adquisición, la casa se considera también de segunda mano, y por tanto los impuestos a pagar tras la operación son algo diferentes.
En el caso de este tipo de viviendas, el impuesto a satisfacer es el ITP, o Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, y se abona a la Comunidad Autónoma. Es un impuesto que puede oscilar, según el lugar, entre el 6% y el 11% del precio que figura en las escrituras.
Comprar una vivienda es un proceso largo y está repleto de detalles que, en la mayor parte de los casos, se resumen en gastos e impuestos a pagar, así como todo lo relacionado con el crédito hipotecario.
Lo mejor que podemos hacer es informarnos bien antes de hacer ningún movimiento o de firmar cualquier papel que nos comprometa y, sobre todo, valorar el impacto que tiene sobre nuestra economía y su salud a largo plazo todos esos costes: desde los de apertura hasta los impuestos obligatorios en cada caso.