Un fondo de inversión es un instrumento de ahorro que aglutina las inversiones de un gran número de personas y los gestiona a través de un único vehículo. El término técnico para referirse a un fondo de inversión es el de Institución de Inversión Colectiva (IIC).
La gestora que administra el fondo utiliza el dinero de los inversores para comprar otros productos como acciones, letras del tesoro, bonos, materias primas o, por qué no, otros fondos, con el objetivo de hacer crecer dichas inversiones. La manera en que se gestiona el fondo de inversión viene determinado por su perfil de riesgo.
Cómo funciona un fondo de inversión
En un fondo de inversión intervienen tres actores: partícipes, gestora y depositaria. Los partícipes, como es lógico, son los inversores, que son los que compran participaciones del fondo. La gestora es la sociedad encargada de gestionar el fondo con el fin de hacer crecer las inversiones. La depositaria es la encargada de custodiar los activos del fondo. Debe estar inscrita en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Dependiendo del perfil así serán las inversiones: si el fondo es de renta fija, se invertirá en ese tipo de productos de bajo riesgo. El tipo de fondo indica a qué se destina el dinero y el tipo de gestión cómo se van a mover esas inversiones para sacar el máximo partido.
El funcionamiento es bastante sencillo: el partícipe adquiere sus participaciones en determinado número, y deposita su confianza en la sociedad gestora para que dicho dinero crezca y le reporte beneficios. El número de participaciones de un fondo no es fijo, sino que evoluciona según lo hace el número de partícipes.
Un dato importante es el valor de compra de la participación, es decir, la razón entre el volumen total del patrimonio del fondo y el número de partícipes (valor liquidativo). Ese valor es importante porque, al salir del fondo, será el valor de venta.
Una vez el partícipe decide vender sus participaciones en el fondo de inversión deberá pagar los impuestos correspondientes al incremento de su patrimonio. Para ser más precisos, una vez que se produce el reembolso de las participaciones (así se denomina a la venta) se generará un rendimiento que, a efectos fiscales, se considerará ganancia o pérdida patrimonial. Por ese motivo ha de integrarse con la base imponible del ahorro para la declaración de IRPF.
Eso sí, si traspasas entre fondos podrás disfrutar de la exención de tributación: si reembolsas las participaciones de un fondo y reinvirtiéndolas en otro fondo, las plusvalías obtenidas (si las obtienes) no tributan.
Una cierta desventaja de los fondos de inversión es que se cobran comisiones a la hora de comprar y también de vender, además de la comisión del gestor, entre otras. Esto en parte es lógico, puesto que invirtiendo en un fondo de inversión accedemos a mercados fuera de nuestro alcance, y nuestro dinero está gestionado por profesionales.