Mientras los diferentes fabricantes se esmeran en desarrollar y probar sus vehículos autónomos, con vistas a desembarcar definitivamente en el mercado en el plazo más corto posible, las leyes que definirán su convivencia con nosotros van a otro ritmo. Pero no solo a un ritmo más lento, sino que en la práctica cada país puede establecer sus propias normas y leyes para regular el coche autónomo, y en lugares como los Estados Unidos, esto puede variar incluso entre estados colindantes.
No es la primera vez que tratamos el tema de la legislación versus el coche autónomo, pero el tema no merece menos. No en vano, sin una normativa que defina claramente todos los aspectos legales a tener en cuenta, que defina la responsabilidad en un accidente (algo que, entre otras cosas, afecta directamente a cómo se define un seguro de coche autónomo) o que describa el papel de los pasajeros,este tipo de vehículos no podrían compartir las vías con el resto del tráfico.
Por ejemplo, algunos coches autónomos (todos los que existen hoy en día en pruebas) requieren de un “conductor humano” atento para coger los mandos en caso de peligro. La idea general es que a corto plazo los coches autónomos alcancen el nivel 5 en la escala SAE, o lo que es lo mismo, que dichos vehículos no necesiten intervención humana en ningún caso. De hecho, ni siquiera necesitarían mandos como el volante o los pedales.
En el resto de casos y, sobre todo, en todos los coches de pruebas que circulan hoy en día en lugares como Pittsburgh, por ejemplo, es necesario que viaje un conductor que solo tiene que vigilar que todo vaya bien. En caso de emergencia, o simplemente en caso de que se de un error de interpretación de la ruta por parte del coche, esa persona tomaría los mandos al instante.
En California, ese es el motivo de que el Departamento de Vehículos Motorizados haya retirado el permiso de conducción a Uber, impidiendo así que sus 16 coches autónomos circulen por ese estado. La razón es simple: si el coche es autónomo, Uber debería disponer de un permiso especial para vehículos no tripulados. Por contra, la compañía alega que los vehículos están tripulados, y es verdad. ¿Cómo conciliar ambas posturas?
La solución es simple, pero a la vez es muy compleja: las leyes generales y la normativa sobre coches autónomos deberían ser homogéneas, y compatibles entre estados, y diferentes países. Una “simple” formalidad legal puede echar por tierra cualquier intento no solo de pruebas en tráfico abierto, sino un negocio.
Por eso decimos que, mientras los coches autónomos evolucionan a un ritmo muy favorable para llegar a cumplir sus plazos, como es el caso de Google y sus nuevos Waymo Chrysler Pacifica que van a ponerse en marcha en Google Campus, o el caso de compañías como Volvo o Ford, que ya disponen de flotas importantes haciendo kilómetros en Gotemburgo o en Pittsburgh, las leyes no están a la altura. Y no es la primera vez, y probablemente no será el último caso que veamos.
Vía | Engadget
Un jurista me comentó una vez que “no existen situaciones alegales”, siempre se aplica la actual normativa sobre un tema concreto. No obstante mi opinión es que la movilidad, y especialmente la movilidad de personas, si que requerirá una revisión ya que la normativa actual no está adaptada al nuevo escenario y como muy mucho lo que hace es prohibir, lo cual no es solución a medio largo plazo ni mucho menos…