Diez años bastarán para darle la vuelta a la vida cotidiana por medio de la tecnología. Posiblemente sea un cambio paulatino, pero lo reconoceremos como una revolución cuando echemos la vista atrás y juzguemos el primer cuarto del siglo XXI. La primera revolución industrial fue la del vapor; la segunda la de la electricidad, la producción en masa y la especialización; la tercera, la de las tecnologías de la información, la electrónica y la automatización. Ahora vivimos la cuarta revolución, que posiblemente se basa en los datos (Big Data, sobre todo) y la conectividad (en el sentido de Internet de las Cosas).
La clave está en los datos, y de manera más específica en el crecimiento exponencial de la necesidad de datos por parte del usuario final (que utiliza cada vez más los smartphone y sus aplicaciones para acceder a contenidos), hasta los avances tecnológicos como el vehículo autónomo, que genera por sí solo enormes cantidades de datos para procesar en tiempo real.
Las posibilidades que ofrecen los miles de millones de personas conectadas por dispositivos móviles, con una capacidad de almacenamiento y potencia de procesamiento sin precedentes, y el acceso al conocimiento, son ilimitadas. Y estas posibilidades se multiplicarán con los avances tecnológicos emergentes en campos como la inteligencia artificial, la robótica, el Internet de las cosas, los vehículos autónomos, la impresión 3-D, la nanotecnología, la biotecnología, la ciencia de materiales, el almacenamiento de energía y la computación cuántica.
Este párrafo, extraído del artículo “La cuarta revolución industrial” (en inglés) del World Economic Forum, resume a la perfección hacia dónde vamos junto con la tecnología. Hace dos o tres décadas, el factor limitante para la tecnología eran los datos. La capacidad de procesamiento de datos no progresaba, era necesario un progreso acelerado, un salto bastante importante en nuestra capacidad para saber qué hacer con tantos datos.
Big Data y 5G
Gracias al Big Data y las técnicas de procesado masivo de datos, tecnologías como el coche autónomo, el Internet de las cosas y la inteligencia artificial son posibles. Y además, el aumento de la cantidad de datos generados por segundo estimula la evolución de tecnologías actuales.
Por ejemplo, las conexiones de datos móviles, hoy en día ya en la 4G, tendrán que seguir evolucionando y, posiblemente, llegaremos a vivir el 5G a corto plazo. Ante el aumento de la demanda de datos individual, la nueva generación debería proporcionar conectividad a millones de dispositivos por celda de cobertura (de mucha menos área), a más alta velocidad (Gbps) y con una latencia despreciable. Ya existen ejemplos de 5G en “laboratorio”:
Realidad mixta, llevando el mundo virtual al mundo físico
La tecnología avanza a un ritmo exponencial, en lugar de lineal como hasta ahora en el pasado siglo XX y el incipiente XXI, y en pocos años pasamos de una realidad virtual en pañales a pensar ya en el siguiente paso, la realidad mixta. Este concepto reuniría la actual realidad virtual con elementos del mundo físico para proporcionar experiencias “mejoradas”, como por ejemplo lo que propone Microsoft con sus Windows Holographic:
El coche autónomo como medio ideal de transporte
Todas las tecnologías que comentamos son combinables entre sí, incluyendo al coche autónomo. Gracias a la liberación de las tareas más rutinarias por parte del conductor humano, el espacio del coche puede ser utilizado para una reunión mediante realidad mixta y conexión 5G de ultra alta velocidad.
Esta tecnología de coche autónomo será la que transformará en profundidad la sociedad, las ciudades pasarán a ser smart cities y nada de lo que conocemos hoy en cuanto a movilidad y sostenibilidad urbana será igual. Es posible que la transformación sea total dentro de más de una década, pero los cimientos ya están consolidados.
Y el vehículo autónomo no solo va a revolucionar el transporte de personas, sino también el de mercancías, la logística y la configuración urbana desde cero. Es una tecnología que ya está aquí, como el resto de las que comentamos, y el futuro a corto plazo se puede empezar a intuir gracias a ellas.
Vía | Techcrunch