Analizar la ingente cantidad de datos que se generan y se almacenan en digital, o lo que es lo mismo, el Big Data, presenta oportunidades para el sector asegurador, como una vía para reducir riesgos a través de predicciones de comportamiento y de las necesidades de los clientes. Los datos provienen de los asegurados, -por ejemplo los personales, los de transacciones, los de suscripciones y los de CRM (comunicaciones del usuario con la aseguradora)- y de los sistemas de información propios de las compañías (clientes, proveedores, siniestros, productos, cobros…). En España, el 25% de las empresas del sector financiero y asegurador, entre ellas MAPFRE, están aplicando soluciones en esta línea, según un informe de Ernst & Young18, FrontQuery19 y Teradata.
El Big Data facilita la segmentación, la fidelización, la gestión de la multicanalidad, el pricing dinámico, la protección de los sistemas informáticos y la detección del fraude, entre otras aplicaciones. En relación con los cálculos de actuarios, muestra la ventaja de que pueden compararse muy rápido no solo bases de datos relacionales y datos estructurados, sino también no relacionales y no estructurados.
El Big Data unido al Internet de las Cosas va a transformar la industria aseguradora. Infinidad de objetos con sensores sirven para registrar datos con los que conocer mejor a los clientes, desde pulseras cuantificadoras hasta básculas digitales o accesorios para monitorizar el nivel de glucosa, la temperatura o el ritmo cardiaco. Esto va a dar lugar a nuevos productos aseguradores, como en el caso de MAPFRE, una de las primeras en ofrecer el sistema Pay as you drive con lo seguros YCAR orientados a jóvenes: pagas en función de tu comportamiento al volante.
A las aseguradoras no les queda otra que subirse al carro del Big Data y apostar por la innovación, sobre todo teniendo en cuenta que gigantes tecnológicos podrían llegar a ser competidores con sus propios servicios aseguradores.