No hay nada más efectivo para el aprendizaje que hacerlo en forma de juego. Todos los niños aprenden jugando, y a medida que crecemos es posible que vayamos perdiendo de vista esa importante técnica para fijar conceptos. Es ley de vida, seguramente, pero gracias a las nuevas tecnologías podemos aprovechar las ventajas del juego para múltiples propósitos, incluso en la vida adulta. Esta es la razón de ser de la gamificación, convertir las rutinas en juegos con recompensas y logros, para facilitar su realización.
En estas páginas vimos la gamificación como motivación en las aulas, y unas cuantas apps para niños, así como también la aplicación de estas técnicas a otros ámbitos como la productividad o la gestión de personal. Ahora veremos cómo podemos aplicar la gamificación al territorio de la salud.
La clave de la gamificación aplicada a salud es el refuerzo positivo
El principal beneficio de utilizar la gamificación en el terreno de la salud es que se puede emplear el refuerzo positivo para que los pacientes interioricen los hábitos correctos. Existen varios ejemplos clásicos de aplicaciones que ayudaron a los pacientes:
- El primer juego es del año 1997, y fue diseñado para ayudar a los niños con diabetes. Sus resultados hablan por sí solos: se redujeron en un 77% las visitas a las unidades de urgencias.
- Otro juego muy utilizado en medicina para los niños es Super Mario Bros. Sí, uno de los videojuegos clásicos por excelencia demostró ser capaz de reducir de forma dramática la ansiedad en los niños que lo jugaban antes, y después de una cirugía.
- Otro caso es el de una aplicación en la que la gente se motivaba a hacer ejercicio después de hacer esos mismos ejercicios en un juego en el que el avatar era muy parecido a ellos.
Como vemos, las aplicaciones son variadas y las posibilidades enormes. Todas ellas están orientadas a lo positivo (cuidar las rutinas en caso de enfermedad crónica, reducir la ansiedad, motivar a las personas para hacer ejercicio).
¿Cómo, o por qué se consiguen estos resultados? El juego suele tener una base lúdica, pero siempre contiene unos objetivos por los que hemos de luchar. Debemos esforzarnos por conseguir una recompensa (puntos, logros, medallas) que, en el caso de estar orientado a la salud, comprenden también una recompensa física (te sientes mejor, cumples con un tratamiento, te ejercitas más o sigues una dieta más equilibrada).
Jugar está en nuestra naturaleza, y por eso una aplicación bien diseñada que nos amenice las rutinas es un éxito seguro. La gamificación puede suponer una gran diferencia en el tratamiento de muchas enfermedades, los postoperatorios o las costumbres saludables de las personas. Solo falta un desarrollo generalizado de las aplicaciones.
Vía | Mobi Health News