Con el auge de los smartphone y los dispositivos portátiles como las tablets o las consolas de videojuegos, los niños pasan cada vez más tiempo frente a una pantalla. La televisión no es ya el problema principal en este sentido, como lo era si recordamos otros tiempos en los que se decía que una hora de televisión diaria, para un niño, era excesiva. Matizando hoy en día esos temores, lo cierto es que los niños siguen siendo niños, y necesitan jugar con otros niños, hacer ejercicio físico y oxigenarse, siendo necesario para ello reducir su tiempo frente a las pantallas. Y una forma eficiente de hacerlo es predicar con el ejemplo.
Nosotros, como padres, tenemos nuestra parte de «culpa» por el aumento del tiempo frente a una pantalla cualquiera de nuestros pequeños. Es natural que en una sociedad como la actual, trabajemos frente al ordenador, recibamos correo electrónico y notificaciones en el smartphone, o leamos documentación o páginas web desde la tablet, y eso también puede que lo hagamos en casa.
También es perfectamente comprensible que utilicemos los dispositivos móviles para el ocio y las relaciones sociales, eso a nadie se le va a negar. Lo que sí podemos hacer es reducir nuestro propio tiempo en pantalla delante de los niños, que imitan siempre nuestros comportamientos y terminarán viendo como lo natural el estar pegados a las pantallas todo el día, a todas horas. Es de nuestro ejemplo de donde van a tomar ellos las bases de su comportamiento.
Hablamos hace tiempo de la cara B de los nativos digitales, o en otras palabras, los posibles peligros que acechan a los pequeños en la red. Estos peligros, si se practica la prevención, la educación y la supervisión paterna, pueden ser evitados. Como vemos, el tiempo en pantalla debería reducirse (y sobre todo si es tiempo sin supervisión) al mínimo. No debemos olvidar, por otro lado y para ser justos, las ventajas que esta misma tecnología tiene para los niños.
El tiempo de comida y cena, el tiempo de desayuno, de ir al cole y regresar a casa, debería ser un tiempo libre de smartphones y conexiones para ver las redes sociales. Debería ser un tiempo para conectar, conversar y tener vida familiar, y no para aislarnos todos en nuestros respectivos dispositivos. Siempre hay tiempo para todo, y dar importancia a las relaciones personales en el núcleo familiar es crucial para el propio futuro de esas relaciones.
En un artículo del New York Times, el Doctor Steiner-Adair se preocupa por la falta de atención de los padres a sus hijos
en momentos críticos del día, como cuando los llevan o recogen del colegio. Esta debería ser una zona libre de smartphones para todos – sin Bluetooth para los padres, sin dispositivos para los niños. Recogerlos de la escuela es un momento muy importante para los niños, el momento en que ‘descargan’ su día. Los padres no deberían decir ‘espera un minuto, tengo que terminar esta llamada’. De la misma forma, al volver del trabajo los padres deberían entrar en casa ‘desenchufados’ y utilizar la primera hora en casa como el tiempo para reconectar con la familia. Los niños odian la frase ‘estoy revisando’ [refiriéndose a las redes sociales o el email] que los padres usan con frecuencia para justificar un comportamiento muy grosero y exasperante.
Y añadido a esta reflexión, los niños aprenderán que de eso va la vida familiar, y el uso indiscriminado de pantallas, dispositivos y entretenimientos varios acabarán con la poca comunicación que había. Por eso, para reducir el tiempo de pantalla de los niños, primero hemos de reducir el nuestro, delante de ellos.
Foto | Bruno Padilha
Pingback: Cómo llevar una vida más sana en familia - Reinas Magas