El uso de redes sociales y de todo tipo de servicios online se ha convertido en una dinámica masiva y continuada en la sociedad actual. Cada vez más personas acceden a la Red para dejar un curriculum en un portal de empleo, suscribirse a una newsletter, abrir un perfil en redes sociales, escribir un blog o dejar comentarios en artículos y vídeos. Todo eso y más acciones, en conjunto, define la identidad digital de las personas y, por supuesto, de las empresas.
Se suele diferenciar entre la identidad digital de personas y empresas porque, para éstas últimas, es vital que ésta sirva para construir una buena reputación online. Hoy en día, cualquier crisis de reputación en la Red puede desestabilizar el ritmo de una compañía. Por ello, debemos conocer de qué maneras podemos proteger a la vez la identidad digital en nuestro negocio, y preservar una reputación online intachable.
La identidad digital se compone, entre otras cosas, de los contenidos que generamos directa o indirectamente, mientras que la reputación online es aquello que los demás dicen de nosotros. En cuanto a las empresas, se define la identidad online corporativa como aquella información que se expone en Internet de manera activa (valores, productos y servicios, direcciones de contacto y en general cualquier detalle corporativo), pero también se complementa con las opiniones y las informaciones que publican usuarios y clientes de la compañía.
Es decir, para la identidad online corporativa cuenta todo, y tiene mucho peso la parte que proviene del contenido generado por terceros. Esto sucede incluso si una empresa no dispone de presencia online. Por tanto, es probable que nuestro rastro en Internet sea mucho mayor de lo que pensamos, sobre todo con el paso de los años, y puede que lo que en su momento parecía inofensivo se convierta después en un problema.
Recomendaciones para proteger la identidad digital y la reputación online
Cualquier empresa puede ser víctima de suplantación de identidad (para cometer fraude), de un registro abusivo de nombre de dominio, ataques de denegación de servicio (DDoS), fuga de información… Estos ataques pueden suponer un golpe a la identidad digital corporativa y una disminución de la reputación online (si no directamente una crisis de reputación). Por ello, las empresas deben adoptar medidas.
Medidas preventivas para preservar la identidad digital corporativa y la reputación online
- Definir una estrategia de identidad corporativa que responda a las preguntas “¿Qué somos? ¿Qué queremos ser?”. Todo el personal debe alinearse con esta estrategia y se ha de diseñar una imagen de marca acorde con ella.
- Definir cómo va a ser la comunicación con los usuarios: cuándo y en qué circunstancias se les dará respuesta , de qué manera (pública o privada), y si existe diálogo con los seguidores. El tono y el propio mensaje son claves, al igual que determinar si va a haber control o moderación previa de comentarios.
- Establecer una política interna de uso de las redes sociales y una guía de buenas prácticas para los empleados.
- Asegurarse de que la empresa cumple las normativas vigentes, ya sea de protección de datos, de comercio electrónico, políticas de compra, contratación, información y derechos del consumidor…
- Adoptar las medidas de seguridad necesarias ante ciberataques de todo tipo, definiendo políticas de seguridad y de recuperación ante desastres.
- Por último, aunque no menos importante, es conveniente realizar una monitorización constante y un seguimiento de la reputación online para identificar crisis con la antelación suficiente como para prepararse.
La reputación online y la identidad digital corporativa son claves para el desarrollo de negocio hoy en día, por lo que adoptar todas las medidas posibles para protegerlas es una gran idea. Para ampliar pasos a seguir sobre todos estos puntos, es recomendable consultar la guía “Ciberseguridad en la identidad digital y la reputación online” del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE), dirigida al empresario.
Interesante propuesta para empresas. No obstante creo que sería también interesante trasladarlo al ámbito personal, “una estrategia de reputación online personal”. Hoy en día las personas individuales también reciben su “karma” o “valoración social” que les permiten o impiden disfrutar de ciertos servicios, accesos… ¿Quién no utiliza Wallapop, Spotify…? La verdad, nunca he leído nada al respecto y no estaría mal prepararse o estar preparado.