Amazon es una de las empresas más grandes del mundo en cuanto a ventas online, y por eso tiene unas exigencias logísticas enormes, casi diríamos descomunales. El fuerte crecimiento en ventas del gigante norteamericano, y la progresiva reducción de plazos de entrega, que en algunos países y bajo algunas condiciones se concreta en entregas en 24 horas, (o se envían los productos antes de hacer el pedido) hace que cada vez sea más crítico para su modelo de negocio servir a tiempo, y tener la mercancía en stock lo mejor organizada posible.
Manejar las enormes cantidades de mercancías totalmente heterogéneas con eficiencia y sin errores es crucial para que todo salga a la perfección, y cumplir así los estrictos plazos de entrega. Es una cuestión de orden, tareas repetitivas y resistencia física, y en la combinación de esos tres aspectos, los humanos llevamos las de perder. Amazon compró en 2012 una empresa que fabrica robots, y los emplea ahora mismo para realizar con mucho éxito las tareas de transporte de mercancía en sus almacenes.
Los robots ayudan a realizar tareas físicas y repetitivas
La literatura clásica de ciencia ficción, y los más agoreros de entre todos los visionarios del futuro coincidieron siempre en que los robots dejarían a los humanos sin trabajo. Esto es una verdad a medias, puesto que a pesar de que es cierto que, en Amazon, estos robots que vamos a describir ahora realizan sus tareas sin intervención humana, se sigue empleando personal normalmente para la realización de múltiples trabajos. Los robots alivian y facilitan la vida del resto de trabajadores.
Los modelos de Kiva Robots trabajan en almacenes que tienen una tasa de envíos de paquetes de en torno a 700.000 por día. Nos podemos hacer una vaga idea de lo que eso supone, pero enseguida comprenderemos el porqué de tener estos ingenios moviendo cajas todo el tiempo. Cada robot trabajador de Amazon pesa unos 145 kilos y es capaz de mover, de una sola vez, una estantería completa con una carga total de unos 340 kg.
No solo el detalle del peso que pueden mover sin problemas es una ventaja, sino que a pesar de convivir decenas de unidades en el mismo espacio, y estar trabajando sin descanso, ninguna interfiere con alguna otra. Nos puede parecer sorprendente, pero al fin y al cabo… ¡son robots! Hacen una y otra vez el trabajo para el que están diseñados sin separarse del guión ni un milímetro, sin pensar en cómo hacerlo mejor (se supone que ya parten optimizados), y sobre todo, sin discurrir, ni «inventar». Y no hablan entre sí.
La innovación es esto. No significa que no se necesiten empleados humanos por tener estos robots en acción, igual que en las fábricas de coches sigue haciendo falta personal para ciertas tareas. Cierto es que se necesita menos personal, pero se sustituye de las tareas más ingratas y peligrosas, algo que va en beneficio de todos, y de una mejor gestión de riesgos en las empresas (además de mejorar muchos enteros en prevención de riesgos laborales).
La introducción de robots autónomos en las fábricas es un hecho, y por poner otro ejemplo, existen palas automatizadas en algunas fábricas, que simplemente transportan lo que se necesita siguiendo una ruta marcada en el suelo. Lo hacen de tal manera que son capaces de detectar un operario invadiendo su trayectoria (o con riesgo de ser golpeado) y detienen su marcha inmediatamente, para evitar accidentes. Y está comprobado que las palas automatizadas tienen un índice de siniestralidad casi nulo, mientras que las que son operadas por humanos sí tienen accidentes, ocasionalmente.
Vía | wwwhat’s neww
Una respuesta a ¿Cómo es la vida de un robot trabajador de Amazon?