El aparcamiento en las ciudades es un tema complejo, difícil de abordar. No sobran las zonas dedicadas a este fin, y encontrar una plaza libre es algo que para la mayoría de los conductores resulta tedioso y fuente de crispación. Un estudio llevado a cabo por IBM en 2011 revelaba que los conductores pasaban entre un 25% y un 30% del tiempo en marcha buscando plaza de aparcamiento.
En Madrid, en 2011, el 69% de los conductores desistían en aparcar donde deseaba y el 16% tardaba entre 30 y 40 minutos en encontrar aparcamiento. Solo el gasto extra de combustible, y el estrés que supone la búsqueda, justificarían invertir en soluciones tecnológicas para el problema del aparcamiento. En esa línea Bosch tiene una idea para mejorar y reducir el tiempo de aparcamiento en las ciudades, y todo gracias a la información proporcionada por otros conductores con su programa Community-based Parking.
El aparcamiento basado en los datos de la comunidad
La tecnología conectada que propone Bosch guiaría a los conductores directamente hasta las zonas con espacios para aparcamiento disponibles, de manera que se reduciría considerablemente el tiempo de búsqueda de aparcamiento. Esto significa que el conductor va a consumir menos combustible, y que por tanto se emitirán menos gases contaminantes a la atmósfera, además de que disminuirá la congestión que se provoca siempre que hay un vehículo circulando a una velocidad más reducida de lo normal.
Desde la compañía estiman que cada conductor ahorraría unas 60 horas anuales en buscar aparcamiento, lo cual redundaría no solo en su felicidad, sino en su productividad y en un aumento de su tiempo libre, como ventaja colateral.
Pero el futuro que ve Bosch no solo se reduce a buscar aparcamiento más rápido, sino que incluye automatismos en los vehículos para que maniobren solos, introduciendo el coche en los sitios más difíciles. Los diferentes sensores ultrasónicos tendrían como misión alertar al conductor de la presencia de obstáculos durante la maniobra, y el vehículo podría aplicar los frenos de manera automática para evitar una colisión que, aun siendo a muy baja velocidad, podría dañar el vehículo o el de un tercero.
Para el correcto funcionamiento del sistema se utilizan los sensores del vehículo y así identificar espacios de estacionamiento libres a medida que el coche pasa por su lado. Esos datos se comparten en la nube, de forma anónima, y se procesan con algoritmos inteligentes para compartir con otros miembros de la comunidad. Así, cualquier coche equipado con el sistema recibe información en tiempo real de los sitios libres para aparcar.
Cada coche contribuye de manera automática y, en cierta medida, altruista, con su comunidad. Al compartir la información de lo que el coche «ve» a su paso por las calles, el resto de vehículos puede descargar esa información «cruda» y anónima y mostrar a los conductores mapas de estacionamientos libres, por ejemplo, y así poder decidir el mejor sitio para aparcar.